La campeona olímpica de patinaje artístico en Beijing dijo que se sentía vacía. La subcampeona dijo que no volvería a patinar. La favorita se fue llorando sin decir una palabra.
Tras una de las noches más dramáticas en la historia de la disciplina, el trío de estrellas adolescentes del patinaje ruso -Anna Shcherbakova, Alexandra Trusova y Kamila Valieva, respectivamente- enfrenta un futuro incierto.
Luego de que su participación olímpica y su vida diesen un vuelco por un caso de dopaje, la plusmarquista mundial Valieva, de 15 años, se enfrenta una posible sanción y a una entrenadora cuya primera respuesta a su desastrosa actuación del jueves fue la crítica.
“¿Por qué lo dejaste escapar? ¿Por qué dejaste de luchar?”, dijo Eteri Tutberdize — la entrenadora con fama de estricta que será investigada por el positivo de Valieva — a la adolescente, captada por las cámaras, luego de una doble caída que la dejó fuera de la lucha por las medallas.
El presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, dijo sentirse preocupado por la intensa presión que soportan las jóvenes patinadoras, especialmente Valieva, y criticó a sus entrenadores sin nombrar directamente a Tutberidze.
“Cuando después vi cómo la recibía su entorno más cercano, con lo que parecía ser una tremenda frialdad, me dio escalofríos”, apuntó en una conferencia de prensa el viernes. “En lugar de consolarla, en lugar de tratar de ayudarla, se podía sentir esa atmósfera fría, esa distancia”.
Algunos en el mundo del patinaje han presionado para elevar la edad mínima de participación en los Juegos Olímpicos de 15 a 17 o 18 años.
Mientras Valieva quedaba cuarta y salía de la pista entre lágrimas, la subcampeona olímpica de 2018, Evgenia Medvedeva, le mandaba un mensaje de apoyo.
“Estoy muy feliz porque este infierno haya terminado para ti”, dijo Medvedeva en una publicación en Instagram. “Te valoro mucho y te quiero, y estoy feliz de que ahora puedas relajarte, cariño. Te felicito por el final de los Juegos y espero que puedas vivir con calma y respirar”.
Desafortunadamente para Valieva, todavía no puede relajarse. El positivo en un control antidopaje que puso su vida patas arriba todavía pende sobre su cabeza.
Aunque el Tribunal de Arbitraje Deportivo le permitió competir en Beijing para evitar un “daño irreparable”, su fallo es válido solo hasta que se resuelva la investigación por su positivo por trimetazidina, un fármaco para el corazón prohibido, el pasado 25 de diciembre. El caso podría demorarse varios meses y arrebatarle, tanto a Valieva como al equipo ruso, el oro conquistado la semana pasada en la prueba por equipos.
La subcampeona, Alexandra Trusova, también se desesperó luego de que sus históricos cinco saltos cuádruples que no le sirvieran para superar a su compatriota Anna Shcherbakova en la lucha por el oro. “Odio este deporte”, gritó a un lado de la pista. “No volveré al hielo”.
Trusova dijo que estaba contenta con su patinaje, pero no con el resultado, en una aparente crítica a los jueces, que le dieron a Shcherbakova suficientes puntos extra por la ejecución artística para subir a lo más alto del podio. Más tarde, puntualizó que sus palabras sobre su futuro habían sido “emocionales”, fruto de echar de menos a su familia y a sus perros, pero no se comprometió a participar en los mundiales en marzo.
El futuro de Shcherbakova y de sus compañeras convertidas en rivales dependerá de muchos factores: el fallo sobre el caso de dopaje, cualquier sanción a Tutberidze y al resto de su equipo o la serie de lesiones que pueden afectar a una joven patinadora al ejecutar saltos cuádruples.
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