El presidente Barack Obama dijo este miércoles que una economía “profundamente desigual” y una escasa movilidad social hacia arriba es “una amenaza fundamental al sueño americano y a nuestra posición moral en el mundo”.
"Un nuevo estudio muestra que las desigualdades en educación, salud mental, obesidad, falta de padres, aislamiento de la iglesia, aislamiento de grupos comunitarios, estas diferencias son ahora como crecer ricos o pobres, más que otra cosa”, aseguró el mandatario.
El presidente agregó que son necesarias una serie de medidas, entre las que incluyó “una reforma inmigratoria que saque a millones de las sombras” y borrar el mito de que el gobierno no puede hacer nada para disminuir las desigualdades.
El mandatario reiteró su llamado a incrementar el salario mínimo nacional, defendió los beneficios económicos de la emproblemada ley de cuidados de la salud y estableció lo que llamó su “agenda de crecimiento” enfocada en expandir las oportunidades.
“Para el resto de mi presidencia –dijo— éste será el enfoque”.
El tema del salario ha sido recurrente a nivel internacional como nacional: por el papa Francisco, por los trabajadores de los restaurantes de comida rápida y por las legislaturas de Maryland y otros estados, así como el gobierno de la capital, que han aprobado aumentos en el mismo durante los últimos días.
De acuerdo a las encuestas, la economía sigue siendo la mayor preocupación de los estadounidenses y aunque ésta muestra signos de recuperación, el índice de desempleo del 7.3% siguen siendo demasiado alto.
Una encuesta reciente de CBS News Poll muestra que el 60 por ciento de los estadounidenses desaprueben el manejo de la Economía, el más alto en dos años.
El presidente no propuso nuevas iniciativas, pero si urgió al Congreso a que apruebe una ley agrícola que conlleva suficiente dinero para el programa de subsidio de alimentos para los pobres y a extender la vigencia de los seguros por desempleo para los trabajadores parados desde hace tiempo.
Se considera que el discurso ha servido para establecer el tono del Mensaje sobre el estado de la Nación del próximo enero.
El discurso de este miércoles fue patrocinado por el Centro para el Progreso Estadounidense, un tanque de pensamiento con lazos estrechos a la Casa Blanca.
"Un nuevo estudio muestra que las desigualdades en educación, salud mental, obesidad, falta de padres, aislamiento de la iglesia, aislamiento de grupos comunitarios, estas diferencias son ahora como crecer ricos o pobres, más que otra cosa”, aseguró el mandatario.
El presidente agregó que son necesarias una serie de medidas, entre las que incluyó “una reforma inmigratoria que saque a millones de las sombras” y borrar el mito de que el gobierno no puede hacer nada para disminuir las desigualdades.
El mandatario reiteró su llamado a incrementar el salario mínimo nacional, defendió los beneficios económicos de la emproblemada ley de cuidados de la salud y estableció lo que llamó su “agenda de crecimiento” enfocada en expandir las oportunidades.
“Para el resto de mi presidencia –dijo— éste será el enfoque”.
El tema del salario ha sido recurrente a nivel internacional como nacional: por el papa Francisco, por los trabajadores de los restaurantes de comida rápida y por las legislaturas de Maryland y otros estados, así como el gobierno de la capital, que han aprobado aumentos en el mismo durante los últimos días.
De acuerdo a las encuestas, la economía sigue siendo la mayor preocupación de los estadounidenses y aunque ésta muestra signos de recuperación, el índice de desempleo del 7.3% siguen siendo demasiado alto.
Una encuesta reciente de CBS News Poll muestra que el 60 por ciento de los estadounidenses desaprueben el manejo de la Economía, el más alto en dos años.
El presidente no propuso nuevas iniciativas, pero si urgió al Congreso a que apruebe una ley agrícola que conlleva suficiente dinero para el programa de subsidio de alimentos para los pobres y a extender la vigencia de los seguros por desempleo para los trabajadores parados desde hace tiempo.
Se considera que el discurso ha servido para establecer el tono del Mensaje sobre el estado de la Nación del próximo enero.
El discurso de este miércoles fue patrocinado por el Centro para el Progreso Estadounidense, un tanque de pensamiento con lazos estrechos a la Casa Blanca.