El nuevo Congreso de mayoría republicana tendrá un ron importante que jugar en la respuesta estadounidense a crisis mundiales.
Los legisladores regresan a Washington la próxima semana, cuando deberán responder a conflictos desde Ucrania a Medio Oriente y las iniciativas internacionales de alto nivel llevadas a cabo por el presidente Barack Obama.
Por ejemplo, las negociaciones internacionales sobre el programa nuclear de Irán se reanudan una semana después que el Congreso reanude sus funciones.
Escépticos como el senador republicano Bob Corker han dicho que los legisladores considerarán sanciones más duras contra Teherán en caso de fracasar las negociaciones.
"Habrá un deseo muy rápido después del 1 de enero para que el Congreso sopese el tema de alguna forma o manera. El Congreso va a querer intervenir en el acuerdo con Irán ", dijo.
La incomodidad del Congreso sobre las ambiciones nucleares de Irán no es nueva. Lo que nadie anticipó hace apenas unas semanas es que el Congreso tenga que lidiar con la apertura diplomática sorpresa del presidente Obama hacia Cuba.
Poner fin al embargo estadounidense contra Cuba requeriría una ley del Congreso, algo que el senador demócrata Ben Cardin apoya.
"Habrá una necesidad de que el Congreso tome acción, con suerte, a medida que avanzamos hacia un nuevo capítulo en nuestras relaciones con Cuba. Y va a ser un debate interesante", dijo Cardin.
Sin embargo, el senador republicano Marco Rubio ha sido un fuerte crítico de la nueva etapa en las relaciones entre Washington y La Habana.
"Este Congreso no va a levantar el embargo", dijo. "La Casa Blanca concedió todo y ganado poco [de La Habana]. No obtuvieron ningún compromiso por parte del régimen cubano a la libertad de prensa o la libertad de expresión, o de las elecciones".
Aparte, las recientes detenciones de activistas cubanos de parte del régimen dan munición política a los detractores de la apertura estadounidense hacia la isla.
Los republicanos quieren ser vistos como proponedores de una crítica constructiva, según el politólogo William Howell.
"Por un lado, quieren poner de relieve los fallos por parte de la administración Obama, y por otro, tienen que ser vistos como un grupo responsable y maduro que puede conducir a la nación", agregó Howell.
La mayoría en ambas cámaras del Congreso dará a los republicanos un megáfono para criticar el manejo del presidente desde la crisi de Ucrania hasta la insurgencia del Estado islámico en Irak y Siria.
Asimismo, Obama no es inmune a los disidentes en su propio Partido Demócrata, según el analista político Stuart Rothenberg.
"El presidente podría tener tantos o más problemas con la izquierda, con los demócratas, sobre asuntos internacionales y de seguridad nacional como pudo tener con los republicanos. Hay varios demócratas que están más preocupados por un nuevo despliegue de tropas de Estados Unidos", dijo Rothenberg.
Independiente de las preocupaciones del Congreso, el presidente parece decidido a dejar un legado de Estados Unidos para el mundo.
En una reciente entrevista, el mandatario dijo que "creo en la diplomacia. Creo en el diálogo. Creo en el compromiso".