La policía tailandesa ejecutó el extraño arresto de un político local, junto a otras seis personas, bajo sospechas de traficar con inmigrantes de Myanmar en arrastreros de pesca y obligándolos a una situación de esclavitud por deudas.
Los arrestos el martes por el Departamento Federal de Investigaciones Especiales se produce mientras el reino trata de limpiar complejas cadenas de suministro en su multimillonario sector de los mariscos.
La industria pesquera de Tailandia fue sacudida en 2016 cuando una investigación periodística, ganadora de un prestigioso premio Pulitzer, por la agencia noticiosa Associated Press descubrió esclavitud y abusos de inmigrantes en su sector de mariscos, el séptimo más grande del mundo, supliendo atún, camarón y comida para mascotas a los supermercados del mundo.
Las revelaciones motivaron a la Unión Europea a amenazar con una costosa prohibición de importaciones de mariscos de ese país y una campaña de concientización de los consumidores que ha manchado la imagen de los productos marítimos que dicen “Hecho en Tailandia”.
Las autoridades tailandesas se han apresurado a limpiar una industria marcada por sombríos corredores, intermediarios e influyentes figuras locales que dominan sus puertos y exprimen ganancias de mano de obra esclavizada o mal pagada. La Unión Europea retiró su amenaza en 2019.
Redadas al amanecer del martes por policías armados en el puerto Si Chon en la sureña provincial de Nakhon Si Thammarat, en el golfo de Tailandia, resultó en el arresto de siete personas, incluyendo un vicealcalde de una municipalidad de la provincia, un capitán de barco y un corredor de mariscos.
Los detenidos son acusados de traficar con cinco nacionales de Myanmar tras supuestamente atrapar a los trabajadores en una situación de esclavitud por deuda, atrayéndolos a un bote con un pago por adelantado que luego fue convertido en un préstamo que tenía que ser pagado con trabajo, explicó la policía.
“Luego de hacer la primera captura, estafaron a la tripulación” dijo el subcomisionado general de la Policía de Tailandia, el teniente general Jaruwat Waisaya. “La meta era sumergir a los trabajadores en un ciclo de deudas donde ellos tienen que seguir trabajando para pagar”, agregó, sin revelar los nombres de los sospechosos.
Imágenes compartidas con la Voz de América muestra a uno de los hombres arrestados sentado sobre su cama con varios revólveres, una señal de los peligroso en y alrededor de los puertos de Tailandia, donde plata fuerte puede hacerse sobre los hombros de la mano de obra barata.
“No crean que no sabemos en lo que ustedes están metidos… continuaremos llevando a los criminales ante la justiciar para que Tailandia esté libre de tráfico humano y este demonio de la explotación laboral”, advirtió Jaruwat, el subcomisionado de la Policía.
El arresto del funcionario local, que se sospecha jugó un papel instrumental en abusos laborales en el Puerto durante varios años, fue visto como una advertencia para aquellos cuyas posiciones les dan impunidad, dijo una alta fuente policial a la VOA.
“Queríamos dar un ejemplo de un caso donde un político local está involucrado en el crimen porque el castigo será más severo que para una persona ordinaria”, dijo la fuente, que pidió no ser identificada.
De ser declarado culpable, el político podría afrontar 60 años de cárcel, tres veces la pena máxima normal.
Su arresto refleja una rara luz sobre las pirámides de poder que gobiernan los notoriamente sombríos puertos de Tailandia, donde activistas y múltiples capas de sobornos son pagados por operadores de botes para ocultar las identidades de los miembros de su tripulación, el volumen de su carga y la identidad de los verdaderos dueños de los barcos. Normalmente sólo corredores de bajo nivel o capitanes de barcos son arrestados en casos de abuso y tráfico humano.
“Es una situación del huevo y la gallina”, dijo la fuente policial. “Estos tipos ¿son empresarios antes de ser políticos o es completamente al revés?”.
Captúrame si puedes
Nakon Si Thammarat, con 225 kilómetros de costa, produjo 115.274 toneladas de pesca en 2019, según información del Departamento de Pesca de Tailandia.
El país sud asiático ha introducido una serie de medidas para controlar una industria en la que trabajan muchos inmigrantes de Myanmar, Camboya y Laos, todos países que comparten porosas fronteras con el reino de Tailandia.
Esas medidas incluyen la inscripción de los trabajadores, rastreo computarizado de los botes y sus capturas, y chequeos esporádicos de los capitanes y la tripulación.
El mayor conglomerado pesquero de Tailandia es Thai Union, el cual mercadea el atún marca Chicken of the Sea. Ha trabajado para eliminar la explotación en su extensa cadena, en parte contratando su mano de obra directamente de Myanmar.
Eso ha ganado los aplausos de grupos defensores de los derechos de los trabajadores.
“Las brechas aún existen, pero en nuestra experiencia trabajando con socios del gobierno tailandés dentro del sistema de justicia criminal, el gobierno está trabajando para mejorar el sistema y ampliar la protección para las víctimas”, dijo Andrew Wasuwongse, de la Misión Internacional de Justicia, una oenegé cuya misión es erradicar la esclavitud en la industria pesquera. Fue información ofrecida por ese grupo lo que condujo a los arrestos del martes.
Los cabilderos de los botes de pesca tailandeses dicen que las medidas están aplastando sus ganancias y dejando caer la carga financiera de duros estándares laborales y ambientales sobre el eslabón de una cadena de suministro mundial de mariscos con el más bajo margen de ganancias, en lugar de presionar a los conglomerados, los supermercados y los consumidores.
En un juego del gato y el ratón jugado en vastos espacios de mar abierto, inescrupulosos operadores de botes están pescando mar afuera cerca del Océano Indio al agotarse la pesca en los mares de Tailandia. Estos operadores buscan evadir la detección cambiando de banderas y tripulaciones, repintando los barcos y permaneciendo en mar abierto durante meses a la vez.
“Los arrestos de hoy demuestran que el poder de la ley puede ser usada para proteger a los trabajadores inmigrantes en Tailandia, que son los más vulnerables y débiles”, dijo Wasuwongse. “Más aún cuando el empleador es un poderoso empresario con un puesto oficial en un gobierno local”.