El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, criticó el miércoles el historial del gobierno de China en materia de libertad religiosa y exhortó al Vaticano a condenar las violaciones a los derechos humanos en esa materia reportados desde la nación asiática.
Pompeo, que está de visita en Italia, hizo sus declaraciones durante el simposio "Promoción y defensa de la libertad religiosa internacional por medio de la diplomacia", organizado por la embajada estadounidense ante la Santa Sede, en Roma.
A través de su cuenta de Twitter, el secretario de Estado informó que "el Vaticano es un socio vital en la defensa de este derecho inalienable en lugares donde está amenazado".
Pompeo sostuvo que la Iglesia Católica debería colocarse al frente en la lucha por los derechos humanos fundamentales.
“Debemos apoyar a quienes exigen la libertad en nuestro tiempo”, dijo Pompeo. Según informó la agencia AP, el jefe de la diplomacia estadounidense citó a Juan Pablo II, al papa emérito Benedicto XVI y al papa Francisco para pedir un mayor compromiso de los líderes religiosos en defensa de todos los creyentes.
“Ser una iglesia ‘en estado permanente de misión’ significa muchas cosas”, dijo Pompeo, empleando una frase de Francisco. "Sin duda una de ellas es ser una iglesia en defensa permanente de los derechos humanos".
"En ningún lugar se ataca más la libertad religiosa que en China", enfatizó Pompeo y agregó que el Partido Comunista de China estaba buscando "apagar la lámpara de la libertad ... en una escala espantosa".
"El Partido Comunista Chino ha golpeado a todas las comunidades religiosas en China, iglesias en casas protestantes, budistas tibetanos, devotos de Falun Gong y más. Por supuesto, los católicos no se han librado de esta ola de represión", agregó.
Denunció además el trato a la minoría musulmana uigur y dijo que todos los grupos religiosos enfrentan la represión. China, por su parte, ha negado maltrato a los uigures y ha defendido su historial de derechos humanos.
Las declaraciones se dan, mientras el Vaticano inicia negociaciones difíciles con Beijing para extender su acuerdo sobre los nombramientos de obispos.
El arzobispo Paul Gallagher, ministro del Exterior del Vaticano, dijo que la ideología de género en los países occidentales violaba la libertad religiosa.
La semana pasada, Pompeo publicó, en la revista católica conservadora First Things, un ensayo que criticaba duramente a la Santa Sede por la renovación y dijo que pone en peligro la autoridad moral del Vaticano. Sobre el escrito, Gallagher señaló que la Santa Sede “lo recibió críticamente”.
Los funcionarios del Vaticano afirman que el acuerdo con China es un asunto puramente eclesial, no político ni diplomático. Gallagher dijo que la Santa Sede, en todos sus tratos diplomáticos, “ha destacado la importancia del diálogo y el respeto mutuo”.
Pompeo tiene previsto reunirse el jueves con el cardenal Pietro Parolin, el principal diplomático del Vaticano y con Gallagher, quien señaló que la inminencia de la elección estadounidense es “una de las razones por las que el Santo Padre no recibirá al secretario de Estado”.