El papa Francisco ha dado a la secretaría de Estado del Vaticano un plazo de tres meses para transferir todas sus tenencias financieras a otra oficina luego de su mala administración de cientos de millones de euros en donaciones e inversiones ahora sujetas a una investigación por corrupción.
El papa se reunió el miércoles con el secretario de Estado, Pietro Parolin, su lugarteniente y los principales funcionarios financieros del Vaticano, dijo el vocero Matteo Bruni.
La Santa Sede difundió la carta que Francisco envió a Parolin el 25 de agosto en la cual anunció que despojaba a su secretaría del manejo independiente de los fondos.
El papa citó los "riesgos para la reputación" en los que incurrió la secretaría con sus inversiones en operaciones especulativas que le costaron a la Santa Sede decenas de millones de euros, partes de ellos de donaciones de los fieles.
La decisión pontificia es un golpe al prestigio de la secretaría como la más poderosa del Vaticano, ya que la obliga, como todas las demás, a proponer un presupuesto que otros deben aprobar y vigilar.
Sus tenencias financieras pasarán al tesoro del Vaticano, conocido como APSA, y se incorporarán al presupuesto consolidado de la Santa Sede, escribió Francisco. El ministerio de economía supervisará los gastos.
El desenlace es esencialmente el que buscó hace años el cardenal George Pell, el primer ministro de economía de Francisco, que enfrentó a la secretaría de Estado por sus reformas financieras e intentó quitarle el control de los fondos.
En 2014 se jactó de haber "descubierto" cientos de millones de euros "ocultos en cuentas seccionales y que no aparecían en el balance", una alusión a la cartera de activos de la secretaría de Estado.