Manifestantes palestinos y fuerzas israelíes de seguridad chocaron de nuevo este lunes cerca de la mezquita de al-Aqsa, el tercer sitio sagrado del islam, en Jerusalén.
Los testigos dijeron que las fuerzas de seguridad dispararon gases lacrimógenos y granadas de impacto dentro de la mezquita, mientras que los palestinos lanzaron piedras y otros objetos contra las fuerzas israelíes.
Se reportaron decenas de lesionados y al menos 50 fueron llevados a hospitales cercanos.
Decenas de palestinos resultaron heridos en violentas confrontaciones con la policía de Jerusalén durante la noche del sábado al domingo, cuando los musulmanes celebraban la “noche del destino”, Laylat al-Qadr, el período más sagrado del mes de ayunos del Ramadán.
Los enfrentamientos tuvieron lugar en los portones de acceso al complejo de la mezquita de al-Aqsa en la Ciudad Vieja de Jerusalén, un sitio que los judíos reconocen como el Templo del Monte y los musulmanes como el Noble Santuario.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijo el domingo que las autoridades “no permitirán que ningún extremista desestabilice la calma”, tras varios días de choques entre manifestantes palestinos y policías israelíes en la Ciudad Vieja.
Los enfrentamientos comenzaron el viernes cuando grupos de jóvenes lanzaron piedras desde la mezquita de al-Aqsa, en medio de un malestar por el posible desalojo de palestinos de tierras que reclaman colonos judíos.
Los eventos de este lunes ocurrieron pocas horas antes del desfile anual del Día de Jerusalén, una fecha que marca los reclamos de Israel a toda Jerusalén. Israel considera a la ciudad como su capital indivisible, mientras los palestinos aspiran a que el Este se convierta en la capital de un futuro estado palestino.
El presidente palestino, Mahmoud Abás, culpó la semana pasada a Israel de elevar las tensiones con los planes de construcción y desalojo y pidió una reunión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para debatir la cuestión.
Netanyahu dijo el domingo que Israel rechazaba las presiones para que no se construya en Jerusalén, mientras que el papa Francisco pidió el fin de la violencia, diciendo que seguía los acontecimientos con preocupación e invitando a las partes a buscar soluciones para respetar la identidad multicultural de la Ciudad Santa.
El asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, conversó el domingo con su homólogo israelí, Meir Ben-Shabbat, para expresar las preocupaciones de Washington sobre la situación en Jerusalén y sobre el desalojo de las familias palestinas.
Sullivan dijo que Estados Unidos está comprometido con la seguridad de Israel y con la paz y la estabilidad en el Oriente Medio, según un comunicado de la Casa Blanca.
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