Las maratónicas conversaciones de la Unión Europea para acordar un presupuesto sin precedentes de 1,85 billones de euros (2,1 billones de dólares) y un fondo de recuperación de coronavirus iniciaban su tercera jornada el domingo con una advertencia de la canciller de Alemania, Angela Merkel, acerca de que la cumbre de 27 líderes podría terminar sin acuerdo.
Las duras negociaciones, que se celebran en medio de la crisis sin precedentes de la pandemia del coronavirus, han dejado sobre la mesa las profundas diferencias en el bloque de 27 naciones, y la tradicional alianza francoalemana está teniendo problemas para marcar la pauta.
"Aún no sabría decir si habrá una solución", dijo Merkel a su llegada para un nuevo día de negociaciones, en lo que iba a ser una cumbre de dos días en Bruselas. "Hay mucha buena voluntad, pero también hay muchas posiciones. De modo que me sumaré a lo esfuerzos para conseguirlo. Pero podría no haber resultados hoy".
Merkel y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, abandonaron el sábado por la noche las acaloradas discusiones con un grupo de países liderados por Holanda, que quieren limitar la cantidad de subvenciones otorgadas a los países con las economías más afectadas por la pandemia e imponer estrictas condiciones a cómo se gasta el dinero.
"Se largaron de mal humor", dijo el primer ministro de Holanda, Mark Rutte, en la madrugada del domingo tras la marcha de Merkel y Marcon. "El hecho de que sigamos hablando demuestra que todos tenemos optimismo".
Rutte está considerado como el líder de los países conocidos como los Cuatro Frugales: Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia. Aunque tiene una reputación de mediador en Europea, en esta ocasión se culpa a su postura negociadora porque no se haya alcanzado un acuerdo.
Macron y Merkel se reunieron hasta bien entrada la noche con el primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. El domingo por la mañana continuaron sus conversaciones con el anfitrión de la cumbre, Charles Michel, antes del reinicio de las negociaciones formales.
La reanudación estaba prevista para mediodía, pero se demoró mientras diferentes grupos de países celebraban reuniones paralelas.
Aunque Conte ha dicho tener una buena relación personal con Rutte, señaló que el "choque es muy duro" y que la amenaza de Rutte de vetar un acuerdo es una "petición injustificada".
Rutte y su pequeño grupo de aliados quieren asociar reformas del mercado laboral y reformas de pensiones a las ayudas europeas, así como un "freno" que permita a las naciones del bloque monitorear y, si es necesario, paralizar proyectos financiados con el fondo de recuperación.
"No puede pedirnos que hagamos reformas específicas", dijo Conte. "Una vez se aprueba (la ayuda), cada país presentará sus propuestas".
Rutte también quiere asociar la entrega de fondos europeos y el estado de derecho, una cláusula claramente dirigida a países como Polonia y Hungría, donde según muchos en la UE se están erosionando las garantías democráticas.
"No sé cuál es el motivo personal para el primer ministro holandés para odiarme a mí o a Hungría, pero está atacando con mucha dureza y dejando muy claro que como Hungría, en su opinión, no respeta el estado de derecho, debe ser sancionada económicamente", dijo el primer ministro de Hungría, Viktor Orban.
La urgencia de las conversaciones era clara. La pandemia del coronavirus ha sumido al bloque en la peor recesión de su historia y matado a unos 135.000 de sus ciudadanos.
La ejecutiva de la UE ha propuesto un fondo de 750.000 millones de euros basado en deuda común, a conceder en forma de préstamos y subvenciones a los países más necesitados. Eso iría aparte del presupuesto de siete años y un billón de euros que los jefes de gobierno llevan meses negociando.
Todos los países están de acuerdo en que deben ayudar, pero los cuatro países acomodados del norte, liderados por Holanda, quieren que se impongan estrictos controles sobre el gasto. Por su parte, países sureños más afectados, como España e Italia, dicen que las condiciones deben mantenerse al mínimo.
Macron dijo que los líderes debían alcanzar un compromiso el domingo.
"Creo que sigue siendo posible, pero estos compromisos, lo digo muy claramente, no se alcanzarán a costa de la ambición europea", afirmó.