Los países en vías de desarrollo están registrando tres cuartas partes de los 100.000 nuevos casos de contagio diarios a nivel mundial. El constante crecimiento es alarmante, según la Organización Mundial de la Salud, especialmente cuando muchos epidemiólogos dicen creer que las cifras de contagios están siendo subreportadas.
Mientras los números siguen creciendo, los gobiernos en los países en desarrollo dicen que no han tenido otra alternativa más que relajar las restricciones pues de lo contrario habrían afrontado la ruina financiera. India levantó su confinamiento el mismo día que vio un incremento récord de las infecciones.
Los analistas dicen que podríamos ver escenas horrorosas como esas vistas en Guayaquil, Ecuador, donde el frágil sistema de salud fue rápidamente sobrepasado y los cadáveres quedaron abandonados en las calles. Con la pandemia apenas iniciando en muchos países en desarrollo, la OMS y otros grupos internacionales suenan cada vez más ansiosos sobre la tragedia humana que temen tenga lugar.
Los países en desarrollo y aquellos con ingresos medios en Africa, Asia y Latinoamérica están a meses de alcanzar su pico, según temen los funcionarios de salud. Advierten que están sin los equipos para hacerle frente a la pandemia; su infraestructura de salud ya es inadecuada, y tienen menos recursos para contener y erradicar el COVID-19, la enfermedad ocasionado por el coronavirus.
Los efectos “más devastadores y desestabilizantes de la pandemia se sentirá en los países más pobres del mundo”. dijo recientemente Mark Lowcock, el subsecretario general para Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas. Lowcock advirtió sobre el espectro de hambrunas múltiples.
Varios líderes en naciones en desarrollo están poniendo sus esperanzas en la juventud de sus poblaciones. Ellos señalan las inferiores cifras de mortalidad y consecuencias menores del virus entre los jóvenes de los países occidentales y desarrollados. Pero la gente joven en los países desarrollados son mejor alimentados, y algunos funcionarios de salud dicen que la mala alimentación podría cambiar el escenario en Africa, especialmente.
Un estudio del diario The Washington Post del mes pasado encontró que personas jóvenes estaban muriendo del COVID-19 a tasas sin precedentes en países en Desarrollo cuando se comparaban las cifras con naciones desarrolladas. En su análisis de la información, el diario encontró que en Brasil, las personas menores de 50 años representaban un 5 por ciento de los fallecidos, 10 veces más que en Italia o España. En México, aproximadamente una cuarta parte de los fallecidos tenían entre 25 y 49 años.
Con las pruebas básicamente inexistentes en los países africanos, el escenario es aún más confuso. Charlotte Watts, principal asesor científico del Departamento de Desarrollo Internacional de Inglaterra, dijo que “estamos preocupados ahora sobre la posible ola que va a avanzar sobre el Africa subsahariano”.
El problema que amenaza a los estados africanos y las naciones más pobres es que los confinamientos matan más personas de las que salvan. Un estudio de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, Maryland, sugiere que 1,2 millones de niños podrían morir de hambre si los confinamientos duraran más de seis meses. Y la Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical advirtió que la interrupción de las campañas de vacunación debido a la pandemia en Africa podría resultar en 140 vidas perdidas por cada muerte por coronavirus.
La tasa de nuevas infecciones se está acelerando rápidamente. El conteo oficial de casos en el continente, de 54 naciones, está en 216.446 casos, con 5.756 fallecimientos.
“Tomó 98 días para alcanzar los primeros 100.000 casos, y solo 18 días para llegar a los 200.000 casos”, dijo Matshidiso Moeti, el director regional para Africa de la OMS, en una conferencia transmitida por vídeo desde Ginebra, Suiza,
“Aunque estos casos en Africa representan menos del 3 por ciento del total global, es claro que la pandemia está acelerando. Por ahora, Africa apenas representa una pequeña fracción de los casos mundiales. Pero el paso del brote está acelerándose”.
Según la OMS, el continente ha sido testigo de un incremento del 31 por ciento en el número de casos confirmados la semana pasada. Funcionarios dijeron que el más grande salto se estaba observando en Mauritania, Etiopía, la República Central Africana, Sudán del Sur y Zimbawe. Africa del Sur, Nigeria, Algeria, Egipto, Ghana, Camerún, Senegal, la República Democrática del Congo y Guinea, representan casi un 80 por ciento de todos los casos. El mes pasado, cientos de trabajadores de una planta procesadora de mariscos en Ghana, todos los 533 de ellos, contrajeron el virus de un empleado de la fábrica en la porteña ciudad de tema.
Un aumento en los casos de coronavirus en el Medio Oriente ha forzado a las autoridades en algunos países a imponer nuevos confinamientos después de haber relajado las restricciones.