Un día después de volar una oficina de enlace intercoreana, Corea del Norte prosiguió aumentando la presión militar sobre el Sur con el anuncio de que volverá a desplegar sus fuerzas cerca de la frontera común y rechazando la oferta de Seúl de intercambiar enviados para reducir las tensiones.
Según un portavoz del ejército norcoreano citado por la agencia de prensa del Norte, KCNA, Pyongyang desplegará soldados en el área del complejo industrial de Kaesong, cerca de la frontera.
Además, garitas que habían sido abandonadas “serán activadas otra vez para reforzar la guardia en la en la línea del frente”, y Corea del Norte reanudará además “todos los tipos de ejercicios militares regulares” en el área marítima limítrofe con Corea del Sur, añadió KCNA.
Combinado con otras medidas tomadas la semana pasada, Corea del Norte ha dado marcha atrás a muchos de los acuerdos alcanzados en una serie de encuentros históricos en 2918 entre el líder norcoreano, Kim Jong Un, y el presidente de Corea del Sur, Moon Jae In.
El martes, Corea del Norte usó explosivos controlados para demoler el centro de enlace intercoreano, situado cerca de la frontera. La semana pasada, Pyongyang dijo que cortaría todos los canales oficiales de diálogo con Seúl.
Corea del Norte está aparentemente disgustada con el Sur por no detener a desertores y otros activistas que lanzan volantes contra Pyongyang y otros materiales a través de la frontera.
Sin embargo, al parecer las acciones del Norte son en realidad un ciclo de provocaciones concebidas para unificar la opinión pública interna y forzar a concesiones de Corea del Sur y Estados Unidos.
En un comentario sin firma de KCNA divulgado este miércoles, Corea del Norte describió la destrucción de la oficina de enlace como un “primer paso” y dijo que otras acciones dependerían de la respuesta de Corea del Sur.
Sin embargo, en otra declaración, el alto funcionario norcoreano Kim Yo Jong rechazó la oferta de Corea del Sur de intercambiar enviados y la calificó de “poco realista”, “insensible”, “absurda”, “siniestra”, “mezquina”, “imprudente”, “ridícula” e “irrespetuosa”.
Otro comentario de KCNA dio a entender que Corea del Norte pronto reanudará sus amenazas de “incendiar” a Seúl, algo que Pyongyang ha repetido muchas veces en ciclos anteriores de provocación.
Corea del Sur reacciona
Este miércoles, un portavoz presidencial surcoreano dijo que los comentarios de Kim Yo Jong fueron “absurdos”.
“Esto es socavar fundamentalmente la confianza que se había fomentado entre los líderes y advertimos que no toleraremos sus palabras y acciones irrazonables”, declaró el portavoz.
El Palacio Presidencial de Corea del Sur también expresó indignación por la divulgación por el Norte de la oferta privada de enviar delegados.
Por su parte, el Ministerio de Defensa advirtió a Pyongyang que “pagará por sus acciones” si se enfrasca en alguna provocación militar.
Mensaje de Corea del Norte
Aunque la destrucción de la oficina de enlace es una afrenta para el Sur, la acción fue puramente simbólica, porque la instalación no funcionaba desde que el personal surcoreano la evacuó en enero debido a la pandemia del coronavirus.
"La voladura de la oficina es un rechazo gráfico de Kim Jong Un a los esfuerzos de acercamiento de Moon”, dijo Daniel Russel, un exdiplomático estadounidense en el este de Asia.
“Es también una recordación a Estados Unidos de que no puede ignorar a Corea del Norte. Aumentar la presión con una escalada de provocaciones es la forma en que Kim quiere hacer entender que sin un alivio a las sanciones, tarde o temprano desmentirá también la afirmación de (el presidente estadounidense, Donald) Trump de que “puso fin a la amenaza” de Corea del Norte”, señaló Russel.
Trump y Kim se han reunidos tres veces y en junio de 2018 acordaron trabajar para la desnuclearización de la península de Corea.
Sin embargo, esas conversaciones se estancaron casi por completo desde el año pasado debido a desacuerdos sobre cómo se irían aliviando las sanciones a medida que Corea del Norte desmantelara su programa nuclear.
Algunos analistas dicen que las provocaciones de Corea del Norte contra el Sur implican una presión indirecta a Estados Unidos, pero hasta ahora hay muy pocos indicios de que Trump esté interesado en priorizar ese asunto antes de su campaña presidencial en noviembre.