La oficina de la alta comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, pidió este martes a Rusia que inicie o coopere con una investigación independiente sobre el supuesto envenenamiento del líder opositor Alexei Navalny.
“Se ha cometido un delito muy grave en suelo ruso”, dijo el portavoz Rupert Colville a los reporteros en Ginebra. “Parece no haber ninguna duda de que se empleó esta sustancia exótica y altamente letal (Novichok) y claramente debe haber una investigación adecuada”.
Navalny, un conocido crítico del presidente ruso Vladimir Putin, fue removido el lunes de un coma inducido y estaba respondiendo a las palabras de sus médicos en el hospital Charite de Berlín, en Alemania, donde se encuentra internado.
La canciller alemana, Angela Merkel, ha dicho que Berlín concluyó que Navalny fue envenenado con la sustancia Novichok, un agente neurotóxico de la era soviética que fue utilizado en Gran Bretaña en un ataque contra el doble agente ruso Sergei Skripal y su hija en 2018, al cual sobrevivieron.
El Kremlin, por su parte, afirma que no hay pruebas de un envenenamiento y los médicos rusos que atendieron a Navalny en Siberia han rechazado varias veces la conclusión del hospital alemán, diciendo que ellos ya habían descartado la intoxicación como diagnóstico y que sus pruebas de sustancias venenosas dieron negativo.
La oficina de Bachelet celebró que Navalny saliera del coma, pero insistió en que debe iniciarse una investigación.
"No es suficiente negar simplemente que fue envenenado y negar la necesidad de una investigación profunda, independiente, imparcial y transparente de este intento de asesinato”, dijo Bachelet en un comunicado.
Agregó que “corresponde a las autoridades rusas investigar completamente quién es el responsable de este crimen: un crimen muy serio cometido en suelo ruso”.
“El número de casos de envenenamiento, u otras formas de asesinato, de ciudadanos y exciudadanos rusos, ya en suelo de Rusia o en el extranjero, en las últimas dos décadas es profundamente perturbador”, dijo Bachelet.
Su portavoz Colville mencionó el caso de Skripal y el envenenamiento del desertor Alexander Litvinenko, quien murió envenenado en Londres en 2006.
“Estos no son materiales que uno puede comprar en una farmacia, una tienda rural o en una ferretería”, dijo Colville en referencia al Novichok y al plutonio-210 que mató a Litvinenko.
Navalny, de 44 años, cayó enfermo durante un vuelo de regreso a Moscú desde Siberia el 20 de agosto y fue llevado a un hospital de Omsk. De allí posteriormente fue trasladado al hospital Charite de Berlín, donde los médicos dijeron que habían encontrado rastros de envenenamiento.
“Navalny era alguien que claramente necesitaba protección estatal, aunque fuese una espina política para el gobierno (ruso)”, afirmó Bachelet.