Camine por cualquier barrio residencial en Manhattan, Nueva York, y verá a estas niñeras inmigrantes de la mano un niño, alimentándolo, consintiéndolo o de rumbo al parque.
La fotógrafa Ellen Jacob se dedicó a explorar cómo es la vida de estas mujeres.
Sustitutas
Es una tarde soleada en el apartamento de Jacob en Manhattan y ella está organizando las miles de fotografías que ha tomado para su proyecto “Sustitutas”.
Todas estas imágenes son de niñeras inmigrantes, muchas de África del Oeste, el Caribe, algunas de Este de Asia y otras de Filipinas. En las fotos se les puede ver con los pequeños que cuidan, se les ve en el Parque Central o en los andenes de camino a casa.
“Este es probablemente el único trabajo, que puedo pensar, donde uno espera amar a las personas con las que está trabajando, los niños”, dice Jacob.
“Me pregunto cómo se sientes estas mujeres. Son consideradas parte de la familia y, ¿qué sucede con ellas cuando el infante llega a cierta edad y no las necesita más?”, añade la fotógrafa.
Para Jacob, quien fue criada por una niñera de India que llamaba Martha, “Sustitutas” es también una forma de explorar su infancia.
La paradoja
Una mujer de Trinidad habló con Jacob sobre su pequeña de cuatro años que todavía estaba en su país natal. “Esta fue su motivación para convertirse en niñera. Así ella podría ofrecer sus cuidados y sentir como si estuviera cuidando su propia niña”, explica Jacob.
Otra mujer le explicó que se sentía ignorada durante las celebraciones de cumpleaños, mientras otra dice que prefiere mantener la distancia emocional de los niños que cuida porque sabe que cuando crezcan tendrá que salir de la casa y buscar otro trabajo.
La compleja relación entre las madres y las niñeras también es tema en este proyecto de “Sustitutas”. Aunque muchas madres ver con celos los lazos entre sus hijos y las niñeras, muchas las tratan como profesionales calificadas.
