El gobierno de Nicaragua aseguró el viernes que tiene “toda la voluntad” y está haciendo “todos los esfuerzos” para lograr acuerdos en las negociaciones con la opositora Alianza Cívica, que entraron en su tercer día sin haber aún coincidencias en temas de fondo.
Mientras tanto, la oposición advirtió que espera lograr la aprobación de la llamada “hoja de ruta” a fin de seguir negociando sobre la base de “reglas del juego claras”.
“Vamos avanzando, hay una voluntad común de trabajar y de lograr resultados”, dijo a periodistas Wilfredo Navarro, uno de los tres diputados del gobernante Frente Sandinista en la mesa del diálogo. Navarro dio declaraciones antes de iniciar la tercera sesión en un centro de negocios al sur de Managua. Son las primeras que da un funcionario del gobierno desde que comenzaron a dialogar el pasado miércoles.
“El gobierno está haciendo todos los esfuerzos… estamos sentados con toda la voluntad del mundo para lograr acuerdos”, afirmó.
Sin embargo, al ser consultado sobre la exigencia de la oposición de que se admita la presencia de garantes internacionales, el funcionario descartó que éstos puedan incorporarse de forma inmediata. “No puede haber garantes ahorita. Si todavía no hemos llegado a acuerdos, ¿qué se va a garantizar? Pero definitivamente en la negociación todo eso tiene que salir”, comentó.
El diputado, que se unió a los sandinistas tras pertenecer por años al Partido Liberal del expresidente Arnoldo Alemán (1997-2002), admitió que el diálogo con los opositores es “difícil”, aunque negó que hayan existido amagos de ruptura. “Lo que se dice por fuera no es más que divisionismo para tensar la negociación, este diálogo tiene muchos enemigos”, añadió.
En tanto, el economista Mario Arana, uno de los negociadores de la Alianza Cívica, dijo a La Prensa Asociada que intentan acercar posiciones en torno a la “hoja de ruta” de 12 puntos de los que se han aprobado nueve. Arana, presidente de la Cámara de Comercio Americana-Nicaragüense, indicó que las partes acordaron no adelantar detalles de la negociación, que avanza lentamente. “Probablemente vamos hacia un mayor hermetismo”, advirtió.
Por su parte, la abogada Azahálea Solís, negociadora suplente de la oposición, confirmó que el tema de los garantes y mediadores es parte de la “hoja de ruta” que debería quedar aprobada el viernes. “Queremos tener hoy concluida y aprobada esa ruta porque es importante para nosotros que queden claras las reglas del juego”, dijo Solís al señalar que ningún tema debe quedar fuera de la agenda. Reiteró que la oposición seguirá reclamando al gobierno la liberación de los “presos políticos” (unos 770, según sus cifras), el restablecimiento de las libertades fundamentales, una reforma electoral que permita elecciones libres y transparentes y un plan de justicia transicional.
Solís calificó de “inaceptable” que mientras transcurre este diálogo la policía realice detenciones de civiles y aumente los patrullajes en Managua. “Es fundamental que haya un ambiente de paz en el país, toda Nicaragua está secuestrada y perseguida”, expresó.
En tanto, estudiantes de la Universidad Centroamericana (UCA) de Nicaragua realizaron una protesta pacífica contra el gobierno de Ortega, ante la cual la policía movilizó gran cantidad de patrullas y efectivos que rodearon sus instalaciones.
Fue la primera protesta de universitarios desde fines de septiembre, cuando la policía prohibió todas las manifestaciones opositoras pese a que la constitución reconoce el derecho a la libre movilización.
La periodista Tifani Roberts, de la cadena Univisión, dijo que fue alcanzada por una bala de goma en la pierna cuando cubría el despliegue policial frente a la UCA. En su cuenta de Twitter la reportera informó que se encuentra bien.
No se informó si hubo otras personas heridas ni en qué situación se produjo el disparo que alcanzó a la reportera.
Con los rostros cubiertos con pañuelos para no ser identificados, varias decenas de alumnos recorrieron el campus universitario y sus pasillos coreando consignas contra el gobierno.
“Viva Nicaragua libre”, “Democracia sí, dictadura no” y “Eran estudiantes, no eran delincuentes”, gritaban en alusión a los cientos de jóvenes que murieron el año pasado cuando la policía disolvió a balazos las manifestaciones opositoras.
La crisis en Nicaragua se inició en abril de 2018 con protestas contra una reforma a la seguridad social que habría reducido las prestaciones y aumentado los impuestos a los trabajadores y empleadores. Las protestas estudiantiles se multiplicaron luego tras la violenta acción de policías y paramilitares contra manifestantes civiles.
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la represión estatal dejó al menos 325 muertos, más de 2.000 heridos y 52.000 exiliados, además de cientos de detenidos. El gobierno reconoce 198 fallecidos.