Ante la llamada “crisis humanitaria” desatada en la frontera con México debido al paso ilegal de niños solos, el secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, insistió en que el proceso de deportación contra ellos sigue su curso y que no reciben ningún estatus legal.
“No promuevo en ninguna forma o manera la inmigración ilegal. Ese es el mensaje”, dijo Johnson.
En los últimos meses Estados Unidos ha presentado un incremento sin precedentes en el número de niños indocumentados que ingresan sin compañía adulta, duplicándose en ocho meses la cifra de 24.993 en septiembre de 2013 a 47.000 para el pasado mes de mayo y los números siguen creciendo.
En su mayoría estos menores son de Honduras, El Salvador y Guatemala y en menor proporción de México, quienes por decisión propia o de sus padres, que viven en EE.UU., cruzan la frontera huyendo de la pobreza y la violencia que se vive en estos países centroamericanos.
El gobierno estadounidense estima que en 2014 ingresen un total de 60.000 niños.
Como estos menores no pueden ser deportados de forma inmediata, el secretario Johnson garantizó que el gobierno está en “capacidad completa” para atenderlos.
El subsecretario para Niños y Familia, Mark Greenberg, dijo durante una reunión con los medios que su agencia ya había estado ampliando los servicios, pero el aumento de los últimos meses no se lo esperaban.
Estos menores después que son detenidos permanecen en custodia por 72 horas, tiempo en el cual son interrogados y luego son trasladados a albergues en Arizona, San Diego y Texas, donde incluso se han cedido tres bases militares para establecer hogares temporales para estos menores. En estos lugares reciben alimentación, cuidados médicos, asesoría sicológica, clases de inglés y recreación.
Según Johnson se están utilizando aviones de la Guardia Costera y de la agencia de inmigración ICE para trasladar a los menores a los albergues mientras el Departamento de Justicia acelera los trámites de deportación.
Aunque se sabe de casos en que los menores son enviados a otros estados para que se reencuentren con sus padres o familiares, pero llevan una orden pendiente para presentarse a un juez de inmigración local.
De forma paralela el secretario Johnson expresó que conversó con los embajadores de los países involucrados para desarrollar el “interés compartido de la seguridad en las fronteras y acelerar las repatriaciones”.
Al mismo tiempo Johnson insistió en trabajar con los gobiernos de los países centroamericanos para desarrollar campañas informativas en español e inglés sobre los peligros de enviar a niños a cruzar la frontera y ordenó reforzar las medidas contra las bandas de traficantes que cobran entre $ 5.000 y $7.000 dólares por “pasar” a un niño por la frontera.
“No promuevo en ninguna forma o manera la inmigración ilegal. Ese es el mensaje”, dijo Johnson.
En los últimos meses Estados Unidos ha presentado un incremento sin precedentes en el número de niños indocumentados que ingresan sin compañía adulta, duplicándose en ocho meses la cifra de 24.993 en septiembre de 2013 a 47.000 para el pasado mes de mayo y los números siguen creciendo.
En su mayoría estos menores son de Honduras, El Salvador y Guatemala y en menor proporción de México, quienes por decisión propia o de sus padres, que viven en EE.UU., cruzan la frontera huyendo de la pobreza y la violencia que se vive en estos países centroamericanos.
El gobierno estadounidense estima que en 2014 ingresen un total de 60.000 niños.
Como estos menores no pueden ser deportados de forma inmediata, el secretario Johnson garantizó que el gobierno está en “capacidad completa” para atenderlos.
El subsecretario para Niños y Familia, Mark Greenberg, dijo durante una reunión con los medios que su agencia ya había estado ampliando los servicios, pero el aumento de los últimos meses no se lo esperaban.
Estos menores después que son detenidos permanecen en custodia por 72 horas, tiempo en el cual son interrogados y luego son trasladados a albergues en Arizona, San Diego y Texas, donde incluso se han cedido tres bases militares para establecer hogares temporales para estos menores. En estos lugares reciben alimentación, cuidados médicos, asesoría sicológica, clases de inglés y recreación.
Según Johnson se están utilizando aviones de la Guardia Costera y de la agencia de inmigración ICE para trasladar a los menores a los albergues mientras el Departamento de Justicia acelera los trámites de deportación.
Aunque se sabe de casos en que los menores son enviados a otros estados para que se reencuentren con sus padres o familiares, pero llevan una orden pendiente para presentarse a un juez de inmigración local.
De forma paralela el secretario Johnson expresó que conversó con los embajadores de los países involucrados para desarrollar el “interés compartido de la seguridad en las fronteras y acelerar las repatriaciones”.
Al mismo tiempo Johnson insistió en trabajar con los gobiernos de los países centroamericanos para desarrollar campañas informativas en español e inglés sobre los peligros de enviar a niños a cruzar la frontera y ordenó reforzar las medidas contra las bandas de traficantes que cobran entre $ 5.000 y $7.000 dólares por “pasar” a un niño por la frontera.