En Venezuela, ciudadanos de bajos ingresos recurren a ventas de garaje, para poder comprar algunos regalos de Navidad.
Por ejemplo, es la primera vez que Graciela Guidecelli, una venezolana que vive en Caracas, acude a una de estas ventas de artículos usados, que se instalan en edificios residenciales y parques de zonas clase media y baja de la capital venezolana.
Hurga entre camisetas y pantalones de segunda mano, apilados en un mesón, buscando alguna pieza que pueda usar su nieto, en Navidad, y así mantener la costumbre venezolana de estrenar una prenda de vestir en las fiestas de nochebuena y fin de año.
"Estamos considerando la posibilidad de adquirir esos productos usados porque son más económicos. Obviamente viendo las condiciones en que se encuentra, si vale la pena o no", dijo.
Y agrega que aunque es importante la calidad, la satisfacción de los niños que reciban una nueva prenda de vestir es más valioso: "Yo siento que así se resuelve porque lo importantes que los niños reciban algo".
En estas ventas de garaje, se exhibe ropa que cuesta entre 1 y 10 dólares, juguetes de entre 3 y 15 dólares; además de múltiples objetos de quienes desean ganar ingresos adicionales, rematando aquellos artículos que ya no usan y que pueden servirle a otros.
Los ciudadanos consultados dicen que recurren a estos mercados, pues sus ingresos sólo alcanzan para costear la comida. Algunos afirman que reducirán las porciones de los alimentos típicos de diciembre, para poder cumplir las tradiciones
Consuelo Medina, ciudadana venezolana, aseguró que "hay bastantes personas que yo conozco que le han comprado a sus hijos así cosas de segunda"
Por su parte, la venezolana Dayana Pérez expresó que "hay gente que compra de segunda mano porque es muy accesible comprar en un mercado de garaje a una tienda".
La economía venezolana entró en hiperinflación en octubre de 2017 y el salario mínimo es el más bajo de América, equivalente a 6 dólares mensuales.