Imagínense “un líder como Hugo Chávez” en México dijo el senador Marco Rubio, republicano por Florida, durante una audiencia de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, que él preside.
Invocando al fallecido exlíder populista de Venezuela fue la forma en que sugirió lo que podría suceder si Estados Unidos no mantiene una buena relación con su vecino, México.
“Justo en nuestra frontera”, continuó Rubio. “Eso es algo que nunca hemos enfrentado”.
México realizará elecciones presidenciales en 16 meses. La preocupación de Rubio y la de demócratas y republicanos en su comisión, es que un empeoramiento en las relaciones entre Estados Unidos y México podría empujar a los votantes a apoyar a un candidato populista.
“Mientras México se apronta para sus propias elecciones en 2018, el pago por el muro ha creado un creciente movimiento de nacionalismo que podría ver el surgimiento de líderes políticos que tengan puntos de vista negativos hacia Estados Unidos”, dijo el senador Bob Menéndez, demócrata por Nueva Jersey.
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha prometido reiteradamente construir un muro en la frontera entre Estados Unidos y México y “hacer que México pague por él”.
Al testificar el miércoles en la audiencia titulada “La relación EE.UU.-México: Avance de la seguridad y la prosperidad en ambos lados de la frontera”, el exgobernador de Nuevo México Bill Richardson dijo que la relación entre los dos países está ahora “hecha jirones”.
Richardson citó razones para esto: el propuesto muro, el declarado intento de la administración Trump de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, (NAFTA por sus siglas en inglés) y la perspectiva de aumentar las deportaciones de mexicanos indocumentados que viven en Estados Unidos.
“El pueblo mexicano se siente insultado”, agregó.
Urgencia del NAFTA
“Es de vital importancia que los miembros del Senado hablen para explicar los vastos beneficios de la relación con México”, dijo Roger Noriega, un erudito del American Enterprise Institute, quien también testificó en la audiencia.
Él destacó que México es el tercer mayor socio comercial de Estados Unidos, y que aunque hay un déficit comercial de 60.000 millones de dólares a favor de México, muchos de los artículos que México vende a Estados Unidos tiene componentes estadounidenses.
Y si NAFTA fuera anulado, a México podría no irle tan mal. Mientras Estados Unidos tiene acuerdos de libre comercio con 20 países, México tiene acuerdos de libre comercio con 45.
“Si abandonamos NAFTA, todos están listos para tomar el relevo”, dijo Richardson, agregando que “China se moverá”.
Richardson dijo que hay buenas razones para renegociar el NAFTA. El acuerdo, que fue firmado en 1994, podría ser actualizado. No había comercio digital en ese entonces y Richardson dijo que algunos temas energéticos tienen que ser actualizados, al igual que las protecciones a los trabajadores.
Pero exhortó enérgicamente a que el reloj de los 90 días del periodo de consulta comience “más pronto que tarde” para minimizar los efectos de dejar el acuerdo en el limbo ante la aproximación de las elecciones en México.
¿Qué puede hacer el Congreso?
En respuesta a esa pregunta formulada por Menéndez, Richardson dijo “Conozco el Senado y la Cámara. Hay gran preocupación sobre los fondos para el muro. Tengo la esperanza de que eso sea abandonado. Tengo la esperanza de que finalice la discusión sobre los impuestos a la importación”.
En adición a ese rol en la asignación de dinero, Richardson dijo que el Congreso puede ser un defensor. Sugirió que los legisladores usen su influencia para persuadir a Trump a que invite al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, a Estados Unidos para una simbólicamente importante visita.
Y sugirió que el Departamento de Estado o el Departamento de Comercio tomen la delantera en la renegociación del NAFTA.