Un asalto talibán a dos puestos de control próximos en el norte de Afganistán mató a al menos 30 soldados y policías, dijeron las autoridades el miércoles.
Mientras, la vida regresaba poco a poco a la normalidad en partes de la ciudad oriental de Ghazni luego de una masiva ofensiva insurgente la semana pasada, aunque se registraron balaceras esporádicas en algunos vecindarios.
En Kabul, un atacante suicida cometió un atentado contra estudiantes universitarios en un vecindario chiita matando a una persona y dejando 12 heridos. El ataque desató una balacera en la zona y las autoridades creen que podría elevarse la cifra de fallecidos.
En la provincia norteña de Baghlan, los insurgentes prendieron fuego a los puestos de control, ubicados en el distrito de Baghlan-I Markazi, informó Mohammad Safdar Mohseni, jefe del consejo provincial.
Dilawar Aymaq, un diputado de la región, confirmó el asalto, que tuvo como objetivo un control del ejército y otro gestionado por la policía local, formada por milicianos reclutados y pagados por el Ministerio del Interior.
El vocero de los talibanes, Zabiula Muyahid, se atribuyó la autoría del ataque.
Por otra parte, las personas comenzaron a salir de sus casas y algunas tiendas reabrieron sus puertas en Ghazni, la ciudad oriental sobre la que los talibanes lanzaron una ofensiva coordinada el viernes que sobrepasó a las autoridades y les permitió tomar algunos vecindarios. Las fuerzas afganas repelieron el asalto inicial, pero en los últimos días enfrentaron problemas para expulsar a los extremistas de los barrios residenciales en los que se atrincheraron.
Estados Unidos y la OTAN realizaron ataques aéreos y movilizaron a asesores militares para ayudar a las fuerzas afganas en su lucha por mantener el control de la ciudad, que tiene unos 270.000 habitantes y está a apenas 120 kilómetros (75 millas) de la capital, Kabul.
Cientos de personas huyeron de los combates en Ghazni, que causaron alrededor de 100 bajas entre las fuerzas de seguridad afganas.
Además, los talibanes atacaron otro puesto policial en la provincia de Zabul, en el sur del país, a primera hora del miércoles y mataron a cuatro agentes, dijo el jefe de la policía de la región, Mustafa Mayar, apuntando que otros tres efectivos resultaron heridos. Siete atacantes fueron abatidos y otros cinco sufrieron lesiones durante una batalla en la que los talibanes emplearon artillería y armamento pesado, agregó.