Miles de personas marcharon el jueves en Perú en apoyo al presidente izquierdista Pedro Castillo y exigieron el cierre del Congreso dominado por la oposición, trasladando a la calle la fuerte polarización política que sufre el país andino.
La marcha, denominada "La toma de Lima" y convocada por sindicatos, partidos de izquierda cercanos a Castillo y grupos civiles, llegó hasta la inmediaciones del Congreso, que fue acordonada por policías que llevaban cascos y escudos de plástico.
Las fuerzas de seguridad habían colocado rejas de fierro cerca al Congreso más temprano, cuando la policía lanzó bombas lacrimógenas para evitar el avance de manifestantes.
El Congreso suspendió en la víspera su reunión plenaria de jueves ante posibles "actos de violencia" durante la marcha.
"Castillo es del pueblo" y "Cierren el Congreso" decían en su mayoría las pancartas de los manifestantes. En otras figuraban fotos de algunos legisladores de oposición acusados de corrupción, pegados en ataúdes de cartón, en protesta.
El sábado, otra marcha de miles de peruanos se dejó sentir en Lima, esa vez pidiendo la renuncia de Castillo, que asumió al poder en julio del 2021 y enfrenta varias investigaciones de corrupción en el Gobierno.
Castillo ha sobrevivido a dos intentos de destitución y legisladores de oposición están buscando respaldo para lanzar un nuevo juicio político contra el mandatario, aunque en el Congreso han reconocido que no tienen los votos necesarios.
En la marcha del jueves, los manifestantes enfilaron también sus críticas contra la Fiscalía de Perú, que en octubre presentó ante el Congreso una denuncia constitucional contra Castillo, en una nueva batalla legal que la oposición de derecha espera que termine con la salida del mandatario.
"!Poder Judicial, vergüenza nacional¡", "Y va caer, y va caer, el Congreso va caer", entonaban los manifestantes, sin que se registraran incidentes graves con la policía hasta casi la noche.
Misión de la OEA
Castillo ha afirmado, en sus diversas presentaciones públicas y reuniones en Palacio de Gobierno con sindicatos y grupos civiles de izquierda, que la denuncia en su contra es un intento de "golpe de Estado" de la fiscalía y el Congreso.
Las manifestaciones se producen a pocos días, el 20 de noviembre, de la llegada de una misión de la Organización de los Estados Americanos (OEA), solicitada por el propio Castillo para realizar un análisis "objetivo" de la crisis.
La misión planea reunirse con diferentes líderes de instituciones del país, incluyendo el Gobierno y el Congreso.
La marcha a favor de Castillo se repitió en otras ciudades como Cusco y Arequipa, según imágenes de la televisión local.
En el 2019, el presidente centrista Martín Vizcarra disolvió el Congreso en medio de una fuerte pugna con la oposición. Al año siguiente, un nuevo y fragmentado Congreso en funciones destituyó a Vizcarra, que enfrentaba acusaciones de corrupción.
Castillo, un exsindicalista y profesor de primaria, asustó a los inversionistas con un discurso radical durante su campaña, pero al asumir el poder mantuvo la economía de libre mercado con la promesa de no cambiar las reglas de juego para los negocios.
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