No queda mucho en los estantes en el norte de Japón, cuatro días después del terremoto y del tsunami que azotaron el noreste del país, matando a miles, paralizando las plantas de energía, destruyendo calles y carreteras y dejando miles de desamparados.
Imágenes de televisión, este martes 15 de marzo de 2011, desde la ciudad costera de Sendai, en el noreste del país, muestran a la gente haciendo filas para obtener agua, alimentos enlatados y algunas tiendas racionan la venta de alimentos a 10 artículos por persona.
En Koriyama, en el área de Fukushima, donde se encuentra la planta nuclear dañada que está filtrando radiación, la gente ha huido de la región. Los que han permanecido, están recibiendo alertas a través de altavoces para permanecer en sus casas, con todo cerrado para no exponerse a la radiación.
Otros están viviendo en casas dañadas o tratan de reparar sus casas. La mayoría de los negocios están cerrados. Una ferretería tiene un cartel advirtiendo que se les han agotado la lona y los contenedores de agua.
Los suministros de gasolina también están muy bajos y las carreteras han sido cerradas a todos los vehículos excepto al tráfico de emergencia.
La televisora japonesa NHK citó a funcionarios gubernamentales quienes dijeron que se ha confirmado la muerte de 3.091 personas, pero miles más están desaparecidas.
Equipos de rescate aún trataban de abrirse paso entre las calles llenas de escombros para llegar a miles de personas cuyas ciudades y pueblos fueron destruidos por el terremoto del vienes de magnitud 8,9 y el subsecuente tsunami.
