La aparición en China de una nueva versión del coronavirus ha puesto al mundo entero en guardia, vigilando su avance, tomando medidas para prevenirlo y apresurando el desarrollo de un medicamento efectivo. Pero en el mundo actual, hiperconectado por el internet y las redes sociales, el coronavirus ha traído otro efecto: una pandemia de miedo.
Ignacio López-Goñi, un microbiólogo de la Universidad de Navarra, afirma que al igual que en todo, en el caso del coronavirus se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío. Y explicó que aunque los contagiados son muchos y el número de fallecidos sigue aumentando, hay múltiples razones para no caer en el pánico.
“Además de una crisis sanitaria y económica, tenemos una pandemia de miedo y alguna gente está pensando que será una hecatombe zombie y no es así”, dijo a la Voz de América López-Goñi.
El microbiólogo afirma que hay por lo menos diez razones por las cuales debemos ser optimistas y no dejarnos llevar por la histeria colectiva.
Señala el académico que uno de los hechos más importantes es que se sabe exactamente de qué se trata el coronavirus. Explica que en 1981 cuando surgió la enfermedad del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), pasaron dos años para que se lograra identificar el virus y poder detectarlo en los pacientes. En el caso del coronavirus, los primeros casos empezaron a reportarse en China en el mes de diciembre. Para mediados de enero ya se había identificado al virus.
Esta ágil identificación del virus, ha permitido que ya se tengan las pruebas con las que se puede detectar a las personas contagiadas.
Otro de los aspectos positivos es que China, que fue el epicentro inicial del brote, ya ha logrado empezar a controlarlo reduciendo el número de nuevos casos. Ahora es Europa la que más casos de contagios está registrando.
Según López-Goñi otro aspecto positivo es que en un 80 por ciento de los casos, el virus provoca síntomas leves o ningún síntoma. En un 14 por ciento puede ocasionar neumonía severa y sólo en un 5 por ciento de los infectados puede ser fatal.
“El 80 por ciento son de impacto medio y hay que ver que el número de personas recuperándose es mayor que el número de muertes”, explicó. “Es verdad que puede producir mortalidad, pero en casi el 80 por ciento es una enfermedad asintomática o que pasa leve sin hospitalización”.
“Creo que así como se informa de los fallecidos, también hay que informar de los sanados”, afirmó.
El hecho que los contagiados pueden sanar es otra de las características del virus que hacen que López-Goñi vea el vaso medio lleno. El académico hace alusión a las estadísticas que indican que hay 13 veces más sanados, que muertos.
Aunque en el caso de personas mayores de edad y aquellas con enfermedades subyacentes el virus puede ser fatal, algo positivo del virus es que en el caso de los niños sus efectos tienden a ser menos dañinos.
“Posiblemente el virus necesita sistemas inmunológicos más maduros para desarrollarse”, explicó López-Goñi en su entrevista con la VOA.
Otro aspecto positivo, señala el académico, es que el virus puede limpiarse efectivamente con alcohol o agua oxigenada. Las autoridades sanitarias alrededor del mundo hacen énfasis que se deben desinfectar objetos o lugares donde se crea puede existir el virus. Y no hay mejor prevención, explicó, que lavarse las manos con agua y jabón repetidamente durante cada día.
Los médicos del mundo están por otra parte incorporados plenamente en la lucha contra el virus. A la fecha se han redactado ya más de 700 ensayos médicos sobre detección, prevención, tratamientos y vacunas preventivas. Esto es el doble de lo que a un año después de la epidemia del SARS, en el 2003, se había logrado escribir sobre esa epidemia.
“Esto es ciencia cooperativa, compartida y abierta”, escribió López-Goñi en un artículo publicado en la página web del Foro Económico Mundial.
La forma abierta y cooperativa en que se ha manejado el tema ha permitido que ya haya prototipos de vacuna para el virus.
“El grupo que trabaja en una vacuna en la Universidad de Queensland, Australia, ha anunciado estar trabajando en un prototipo que usa una técnica llamada “prensa molecular”, una tecnología novedosa. Esto es sólo un ejemplo de cómo se puede lograr una vacuna en tiempo récord. Los prototipos podrían empezar a ser probados en humanos próximamente”, explicó López-Goñi.
Finalmente, el académico señaló que ya hay unas 80 pruebas realizándose de posibles vacunas preventivas del coronavirus.
"La pandemia del resfrío de 1918 causó más de 25 millones de muertes en menos de 25 semanas. ¿Podría ahora pasar algo similar? Probablemente no; nunca hemos estado mejor preparados para luchar contra una pandemia”, concluyó.