El misterio de la desaparición de 43 estudiantes en México se profundizó el martes cuando las autoridades anunciaron que las pruebas de ADN de los cadáveres encontrados en una fosa común no son de los desaparecidos.
El anuncio hace surgir cuestionamientos sobre el destino de los estudiantes de la Escuela Normal de maestros, que desaparecieron a fines de septiembre luego de enfrentarse con policías con nexos al crimen organizado en el estado de Guerrero.
Las autoridades todavía no han anunciado a quiénes pertenecen los restos encontrados. Las indagaciones en otras fosas comunes en el poblado de Iguala aún continúan.
Otra fosa fue encontrada en el área el martes, mientras las autoridades mexicanas arrestaron a otros 14 policías acusados de secuestrar a los estudiantes normalistas y de entregarlos a otra pandilla. Al menos 36 oficiales han sido relacionados con las desapariciones.
Dos pandilleros detenidos por este caso dijeron que los oficiales mataron a algunos de los estudiantes en colaboración de la policía local
Benjamín Mondragón Pereda, el líder de los Guerreros Unidos, un cartel relacionado con la fuerza policial de Iguala y los estudiantes desaparecidos, se suicidó el martes luego de verse rodeado por la policía federal.