Tras siete años de cierre, la reapertura de la frontera entre Colombia y Venezuela, considerada años atrás como la más viva de América Latina, plantea particulares desafíos para los habitantes de las poblaciones fronterizas, gobiernos locales y especialmente para comerciantes y empresarios venezolanos.
Para Ricardo Cusanno, expresidente de Fedecamaras, organización que reúne a las entidades económicas gremiales privadas integradas por empresarios de Venezuela, uno de los mayores desafíos en medio de la reapertura de la frontera colombo-venezolana es hacer frente a las distorsiones, sobre todo en materia económica, que surgieron y propiciaron espacios para la “ilegalidad” y la pobreza.
Cusanno, también integrante del Foro Cívico, coalición de diversas organizaciones de la sociedad civil venezolana, subraya la importancia de que se entienda la dinámica fronteriza, el “drama” que ahí se vive y las oportunidades que se pueden generar.
“Para eso hace falta legalidad, respeto a los derechos humanos, respeto a la propiedad privada, a la tradición de lo que significa la vida en torno a una frontera tan dinámica”, expuso recientemente en el foro 'La frontera colombo-venezolana, más allá de la seguridad nacional', organizado por la universidad Jorge Tadeo Lozano.
A juicio de José Guerra, economista y miembro del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), la apertura de la frontera es un hecho positivo, pero advierte que en la coyuntura actual Venezuela entra en desventaja debido a que registra una inflación de 153 %, mientras que la de Colombia es del 10 %.
“Esto hace que los productos venezolanos sean muy caros para los colombianos y los productos colombianos sean muy baratos para los venezolanos”, precisa mientras recuerda que la capacidad industrial y agro productora de Venezuela está muy “golpeada” respecto a la del vecino país.
En ese sentido, insiste en que la estrategia que debe implementarse en territorio venezolano debe ser un plan de reestructuración económica, bajar los índices de inflación y facilitar el flujo comercial con todos los países del mundo.
Para Kenny Sanguino, profesor de la Universidad Libre, seccional Cúcuta, la “reconstrucción de la confianza” desde el punto de vista político y de seguridad personal es uno de los mayores retos en el proceso de normalización de relaciones.
“Esa confianza implica los retos comerciales, es decir, todas las deudas que quedaron pendientes inclusive del gobierno de Hugo Chávez, con algunos empresarios, tienen unos elementos de carga importante. Los acercamientos entre Fedecamaras y los comerciantes del Norte de Santander han sido precisamente para saber cómo se van a realizar esas transacciones”, afirma.
Ketha Stephany, integrante del Foro Cívico agrega que, para atender los problemas de la frontera, entre ellos los desplazamientos provocados por la violencia de grupos irregulares, la trata de personas y la migración producto de la emergencia humanitaria compleja en Venezuela, se deben resolver las causas de la situación, pero advierte que no ocurrirá en el corto plazo.
Sin embargo, insiste en la necesidad de buscar “soluciones tempranas” y desde el Foro Cívico, propone la creación de una “zona de emergencia humanitaria”, donde se desarrollen programas binacionales en términos de gobiernos locales de “lado y lado” para brindar atención humanitaria “inmediata”.
Cusanno coincide en la necesidad de lograr “espacios de paz” en la frontera, lo que a su juicio requiere de mecanismos de escrutinio para evitar vulneraciones a los derechos ciudadanos, y que surjan oportunidades de desarrollo económico sustentables equilibrados entre ambos países.
“Tienen que haber políticas públicas coordinadas y tiene que haber un mercado que no genere distorsiones o incentivos perniciosos para que ocurra el contrabando”, y para eso se requiere “institucionalidad”, insiste.
En varias ocasiones diversos actores han asomado la posibilidad de que el gobierno del presidente Gustavo Petro juegue un papel importante en la búsqueda de una salida negociada a la crisis que vive Venezuela y, al respecto, Stephany subraya que Petro puede ser de “mucha ayuda”.
Las relaciones entre Colombia y Venezuela han estado marcadas por tensiones desde la llegada al poder del expresidente Hugo Chávez pero la situación se intensificó luego de que el presidente Nicolás Maduro asumió el poder.
En agosto de 2015, Maduro ordenó cerrar los pasos fronterizos entre el estado Táchira en Venezuela y el departamento del Norte de Santander en Colombia, luego de una emboscada “paramilitar” contra efectivos del ejército venezolano.
La situación generó una crisis diplomática con el gobierno del exmandatario Juan Manuel Santos y, a pesar de los intentos por lograr la normalización de las relaciones, esta empeoró durante el gobierno del expresidente, Iván Duque.
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