Miles de venezolanos se concentraron el lunes para marchar, unos a favor y otros en contra del Gobierno socialista de Nicolás Maduro.
Oficialismo
Celebrando el Día Internacional de los Trabajadores, los simpatizantes de Maduro se reunían en diferentes ciudades del país petrolero para agradecerle al mandatario, Nicolás Maduro.
Maduro fue un ex líder sindical al que agradecen por su lucha a favor de la clase obrera y por los aumentos salariales que buscan compensar la elevada inflación.
El presidente de Venezuela reiteró sus acusaciones contra la oposición, a la que señaló de dirigir actos violentos y promover un golpe de estado.
Desde el este de Caracas, y desde otros dos puntos de la ciudad, los manifestantes pro gobierno vestidos de rojo y en su mayoría trabajadores públicos, marcharon hasta el centro de Caracas, donde Maduro dio un discurso.
El gobernante hizo un llamado a la coalición opositora a retornar al proceso de diálogo que está estancado desde diciembre luego que la oposición acusó a las autoridades de incumplir algunos puntos del acuerdo relacionados con la convocatoria a elecciones y la liberación de los presos políticos.
Maduro también acusa a sus adversarios de intentar un golpe de Estado en su contra.
Oposición
En la otra esquina, miles de opositores se apiñaban, en Caracas y otros puntos del país, para criticar el reciente incremento del sueldo mínimo por considerar que traerá más inflación y en reclamo a lo que aseguran es una "dictadura" que apresa a la disidencia y cercena las libertades.
"Aquí estamos los trabajadores petroleros, prestos y dispuestos a seguir haciendo revolución", dijo Eulogio Del Pino, presidente de la estatal petrolera PDVSA, en una concentración en Caracas, cerca de un enorme muñeco inflable del fallecido presidente Hugo Chávez con uniforme de campaña verde olivo.
En el este de Caracas, sin embargo, la algarabía oficialista contrastaba fuertemente con la desazón de cientos de opositores que cumplían un mes en las calles reclamando por elecciones adelantadas, independencia de poderes, liberación de "presos políticos" y la apertura de un canal humanitario que atenúe la escasez de medicinas y alimentos.
La oposición ha dicho que seguirá en las calles, ya que asegura que la salida de Maduro es la única forma de revertir la grave crisis económica que atraviesa el país con las mayores reservas de petróleo del mundo.
"Nosotros, en el día del trabajador, no tenemos nada que celebrar porque tenemos es un salario de hambre que no alcanza para comprar nada", dijo Miguel Quiroz, secretario general sindical del partido opositor Acción Democrática.
Foto galería marcha Día Internacional del Trabajo. Oposición y oficialistas.
La oposición marchó al ritmo de pitos y tambores, vestidos con camisetas blancas y levantando pancartas en que se leían “el cambio es indetenible”.
“Estamos dispuestos a estar en las calles un mes más y lo que sea necesario porque Venezuela necesita que estemos en las calles para que este gobierno entienda que se tiene que ir”, dijo Sergio Hernández, un técnico de Informática, de 47 años, mientras caminaba junto a su esposa por una avenida del este capitalino.
Otros miles de opositores, que intentaban marchar por algunas avenidas del oeste, fueron bloqueados por centenares de guardias que les lanzaron gases lacrimógenos para evitar que avanzaran hacia el centro de la ciudad donde se desarrollaba una movilización oficialista.
Uno de los manifestantes, el diputado opositor José Manuel Olivares, sufrió una herida en la cabeza al ser golpeado por las bombas lacrimógenas.
La alianza opositora llamó a las movilizaciones con el objetivo de llegar a las sedes del Tribunal Supremo de Justicia y del Consejo Nacional Electoral, en el centro de Caracas.
Desde que comenzaron las manifestaciones, la oposición ha intentado infructuosamente marchar hacia el centro de la ciudad, donde están las sedes del gobierno y el resto de los poderes públicos, ya que los cuerpos de seguridad les han bloqueado el paso y dispersado con gases lacrimógenos y balas de goma.