Nuevamente los manifestantes en Hong Kong volvieron a marchar este jueves por tercer día consecutivo entre los centros comerciales, para interrumpir los negocios y destacar su causa a los turistas extranjeros en los días de Navidad.
La policía antidisturbios, mientras tanto, patrullaba el exterior de los comercios a la espera para intervenir en caso de violencia.
Las "protestas por las compras" comenzaron desde la Nochebuena y se han registrado hechos de violencia, en que la policía ha disparado gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes en las bulliciosas zonas comerciales llenas de clientes y turistas.
Para el movimiento prodemocracia de Hong Kong, se trata de una forma de trastornar la economía y de presionar a Beijing y al gobierno local, que rechazan hacer concesiones.
En Hong Kong, donde vive una gran comunidad cristiana, la Navidad es una fiesta importante y tradicionalmente animada para bares y otros comercios.
En algunos restaurantes los manifestantes pegaron carteles y pegatinas que decían "Hong Kong libre, revolución ya".
Este jueves se observaron menos manifestantes que los días anteriores y algunos policías entraron incluso a los centros comerciales en la península de Kowloon y en los nuevos territorios rurales para observar a quienes les gritaban vestidos de negro.
En un centro comercial del barrio de Tai Po, al noreste de Hong Kong, la policía antidisturbios utilizó gas pimienta y pintura azul para marcar a los sospechosos contra decenas de manifestantes también vestidos de negro.
También se informó que las fuerzas de seguridad hicieron numerosos arrestos.
Las protestas habían sido mayormente pacíficas en casi todo diciembre, después de que los candidatos pro democracia arrasaron en unas elecciones de distritos a principios del mes.
Las autoridades, que responden a China, no han hecho concesiones a los manifestantes a pesar del resultado electoral, por lo que los activistas prometieron más protestas durante la Navidad y convocaron a una nueva marcha el día de Año Nuevo.
La policía ha arrestado a más de 6.000 personas desde que las protestas aumentaron en junio, incluyendo una gran cantidad durante un asedio prolongado y violento en la Universidad Politécnica de Hong Kong a mediados de noviembre.
China niega haber interferido en las protestas y dice que está comprometida con la fórmula de "un país, dos sistemas" establecida y ha culpado a las fuerzas extranjeras por fomentar los disturbios.