En Ecuador, a 960 kilómetros de la frontera con Colombia, vive Carmen Carcelón, conocida como “Mamá Voraje”. Su vocación de servicio la ha llevado a recibir a 12 mil venezolanos migrantes en su propia casa, ubicada en el pueblo ecuatoriano de “El Chota”, frontera entre Colombia y Ecuador.
Mamá Coraje apostó por la solidaridad, en medio de las tensiones que después de un tiempo generan algunos procesos migratorios. “Han hecho que estas dos culturas, chocaran por no tener una suficiente información, por no prepararnos”, asegura Mamá coraje, quien en una carpa construida con donaciones privadas le da alojamiento a los caminantes venezolanos.
Uno de los huéspedes de Mamá Coraje es Ángel Guaregua, quien emigró de Venezuela luego de desertar del servicio militar y experimentar 15 días de arresto por negarse a votar a favor de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales de 2013.
“Ya me mandaban a hacer cosas que no quería y decidí desertar”, aseguró Guaregua, quien tiene 20 días caminando y durmiendo a la deriva. Una travesía que comenzó hace dos años, enfretando el frío y las penas de cruzar a pie más de 960 kilómetros para llegar a su destino final en la ciudad ecuatoriana de Babahoyos, donde se reunirá con su familia. Asegura que vive con el recuerdo de haber dejado a su pequeña niña en la capital venezolana.
Mamá Coraje no solo les ofrece un lugar seguro a los migrantes para descansar, también les da ánimo para que no desfallezcan en su camino hacia los diferentes países de la región en donde esperan reiniciar una nueva vida.