A menos de un mes de que Frank Rubio despegue rumbo a una estación espacial donde pasará seis meses, su madre, Myrna Argueta prepara el momento para que en El Salvador, país de origen del astronauta, la partida de su hijo sirva de motivación a niños y jóvenes salvadoreños.
“Falta muy poco (para el despegue) y quiero reunirme con estudiantes de varias escuelas para que entre todos veamos en televisión el despegue de la nave donde partirá mi hijo junto a otros astronautas”, dijo en una entrevista exclusiva con la Voz de América.
El astronauta que participará de la próxima misión de la NASA nació en Los Ángeles, Estados Unidos, pero sus primeros seis años vivió en el país de madre y su abuela, El Salvador, mejor conocido como “El pulgarcito de América”, por su extensión territorial que no supera los 22.000 kilómetros cuadrados.
Fue en el país centroamericano que Rubio creció junto a su abuela, quien le enseñó a leer y a escribir desde los tres años de edad mientras su madre trabajaba para procurarle la educación que ahora lo lleva hasta el espacio.
“Mi madre y yo hicimos un buen equipo en el crecimiento de mi hijo”, relata Myrna Argueta. “Ella era maestra y se lo llevaba (a Frank) a la escuela desde pequeño. Ahí aprendió muy bien a leer y a escribir, mientras yo trabajaba”, dice.
Desde sus primeros años de vida, Rubio tuvo claro que quería ser médico y lo logró. Fue ejerciendo la medicina para pilotos cuando recibió la llamada de la NASA en la que le comunicaban que había sido aceptado como candidato a astronauta.
“Yo estaba con él cuando le avisaron. Había llegado de visita (a Estados Unidos) porque yo vivo permanentemente en El Salvador. Le cayó una llamada, esa llamada de que había sido aceptado en la NASA fue una gran alegría para todos”, explica la madre del astronauta a la VOA.
Rubio, de 46 años de edad, dejó El Salvador cuando tenía seis. La guerra civil, que se prolongó por doce años en la década de 1980, obligó no solo a su su madre sino a miles de salvadoreños abandonar un país sumido en la pobreza.
“… pero salimos adelante, a pesar de todo eso. Yo estaba estudiando y trabajaba y mi hijo entendía que lo único que nos iba a sacar adelante tanto a él como a mí era el estudio”, dijo Argueta, originaria de La Unión, un departamento en el oriente de El Salvador.
Frank Rubio fue seleccionado por la NASA para unirse a la “Clase de Candidatos a Astronautas” en 2017. Tras terminar un entrenamiento de dos años fue elegido para una asignación de misión.
“Yo no sabía que él iba a darnos esta sorpresa… (…) Es que uno de madre como que no quiere escuchar mucho de eso porque pues sí, no es un viaje en el que diga ‘ya regreso, voy a San Miguel’. Al final le dije, ‘hijo, primero Dios todo va a salir bien’”, agrega Argueta con un semblante que revela constante asombro.
La salida de El Salvador no impidió que Rubio continuara sus estudios, al contrario. Se graduó de Relaciones Internacionales en la Academia Militar de Estados Unidos en West Point, Nueva York. Tiene, además, un doctorado en Medicina de la Universidad de Ciencias de la Salud de Servicios Uniformados.
Antes de asistir a la escuela de medicina, se desempeñó como piloto de helicóptero en el que voló más de 1.100 horas, incluidas 600 horas de combate durante despliegues en Bosnia, Afganistán e Irak. El 21 de septiembre viaja al espacio junto a otros dos colegas.
“Las personas a veces me han comentado ‘bueno, él ha llegado hasta ahí porque como ustedes son personas de dinero…’ Eso es algo que no es cierto, pues lo poco que tenemos ha sido esfuerzo de trabajo”, explica Argueta quien da el mérito al esfuerzo de su hijo para lograr sus éxitos.
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