Cientos de personas se congregaron el sábado en distintas localidades del sur de Pakistán para despedir a los 28 peregrinos chiíes que perdieron la vida en un trágico accidente de autobús en Irán, mientras se dirigían a Irak para participar en una peregrinación, según informaron líderes comunitarios y autoridades locales.
Las víctimas fueron enterradas en varios cementerios de la provincia de Sindh, tras las ceremonias fúnebres, informó Jaafar Hussain, un destacado líder chií de la región.
Los funerales se realizaron pocas horas después de que un avión militar, enviado por orden del primer ministro Shehbaz Sharif, repatriara a los fallecidos y a los heridos. Todos los afectados eran originarios de la provincia de Sindh, a donde llegó la aeronave con los cuerpos.
Las autoridades no han revelado la causa exacta del accidente, que ocurrió cerca de la ciudad de Taft, a unos 500 kilómetros (310 millas) al sureste de Teherán, la capital de Irán.
Zawaar Javed, padre de uno de los fallecidos, relató que minutos antes del siniestro, su hijo le había enviado un mensaje por WhatsApp advirtiendo que los frenos del vehículo habían fallado. Poco después, se enteró de la tragedia.
Según un informe de la televisión estatal iraní, Mohammad Ali Malekzadeh, un funcionario local de emergencias, atribuyó el accidente a un fallo en los frenos del autobús y a la falta de atención del conductor.
Los peregrinos se dirigían a la ciudad santa iraquí de Kerbala para el Arbaeen —el número 40 en árabe—, que marca el final del periodo anual de 40 días de luto por la muerte de Hussein, una figura central del chiísmo y nieto del profeta Mahoma, en el siglo VII.
Hussein fue asesinado por las fuerzas musulmanas omeyas durante la batalla de Kerbala, un evento crucial en la historia del islam.
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