El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, reconoció oficialmente seis reservas indígenas el viernes, revirtiendo así las políticas de su predecesor de extrema derecha, Jair Bolsonaro, quien abrió a la agricultura y otras industrias el acceso a las tierras.
Lula firmó los decretos oficiales el último día de una reunión de indígenas de cinco días de todo el país, conocida como The Free Land Camp, en la capital Brasilia.
Designar estas tierras cumple una promesa de campaña que hizo para detener la deforestación -gran parte de ella en la cuenca del Amazonas- que ocurrió durante la presidencia de Bolsonaro. El expresidente, alineado con las industrias agropecuarias y madereras, se había comprometido a no ceder "un centímetro más" de tierra a los indígenas.
La revista científica Nature informó que, bajo su mandato, la deforestación aumentó en un 129 % en el "bioma" o comunidad biológica amazónica de Brasil.
Los científicos consideran que la selva amazónica es un amortiguador crucial contra el cambio climático, ya que las vastas selvas tropicales absorben una cantidad significativa de dióxido de carbono cada año. Dos de las seis reservas designadas el viernes están en la Amazonía y cubren unas 161.500 hectáreas.
Al margen de esas, dos reservas están en el noreste del país, una en el sur y otra en el centro de Brasil. La tierra permanecerá bajo la jurisdicción del gobierno federal, pero la designación otorga a los pueblos indígenas el derecho a usarla en su forma tradicional.
En su primer día en el cargo, en enero, el presidente creó un Ministerio de los Pueblos Indígenas, el primero en la historia de Brasil.
[Parte de la información para este informe fue proporcionada por The Associated Press, Reuters y Agence France-Presse]
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