Hace unos años, el Príncipe Felipe parecía estar ya preparado para suceder a su padre, el Rey Juan Carlos I.
"Servir con dedicación al Estado, al conjunto de los españoles; trabajar por los intereses generales y promover acciones o iniciativas que sirvan al interés común, constituyen para mí un compromiso personal inalterable y sin matices", dijo en diciembre de 2011.
Este jueves 19 de junio será al fin proclamado nuevo Rey de España y tendrá que enfrentarse a múltiples desafíos.
“El Príncipe tiene un enorme reto. Parecería una tontería, pero no es sencillo ocupar el sitio de un hombre al que los españoles nos hemos acostumbrado a lo largo de casi 40 años”, aseguró el periodista español Fernando Ónega.
Aparte de este dato obvio, el heredero tendrá que hacer frente a cuatro grandes retos. El primero será el desafío soberanista catalán, tema que ha dado mucho de sí, sobre todo en este último año. El presidente del gobierno regional de Cataluña, el nacionalista Artur Mas, tiene previsto para el próximo 9 de noviembre una consulta a los catalanes sobre la permanencia o no de esta región dentro de España.
Así, el pasado 2 de junio, en su primer discurso público tras la abdicación de su padre, el príncipe de Asturias no tardó en aludir el tema de la independencia. "Me permitirán que les reitere mi empeño y convicción de dedicar todas mis fuerzas, con ilusión, a la apasionante tarea de seguir sirviendo a los españoles, a nuestra querida España; una nación, una comunidad social y política unida y diversa que hunde sus raíces en una historia milenaria", dijo.
Otro gran desafío para Felipe VI será reestablecer la imagen de la monarquía, que se ha visto afectada por varios escándalos en estos últimos años. Lo que más ha dañado la imagen de la institución ha sido el caso Urgandarin, apellido del marido de la infanta Cristina, hermana del próximo rey.
Este caso de corrupción y fraude fiscal, que comenzó en 2010, todavía no está resuelto. El juez José Castro decidirá en las próximas semanas si Iñaki Urdangarin es culpable o no y decidirá también el destino de la infanta Cristina, imputada en el caso en enero de 2014. "El pacto de silencio que había alrededor de la monarquía ya no existe", dijo en 2012 Antonio Torres del Moral, experto de la monarquía española.
Además, Felipe VI tendrá que manejar el debate entre monarquía o república como forma de Estado. Según las últimas encuestas publicadas en los medios de comunicación españoles, 49 por ciento de los españoles apoyaría una monarquía con el príncipe Felipe como rey, frente a 36 por ciento que preferiría una república.
Horas después de que el rey Juan Carlos anunciase su abdicación, miles de ciudadanos decidieron manifestarse por todo el país, pidiendo un referéndum para decidir el futuro de España. Antón Losada, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Santiago de Compostela, escribió que “tras 30 años de monopolio monárquico, la inercia de la corona tira más que la expectativa republicana entre una opinión pública que tiene muchas cosas de qué preocuparse”.
A partir del jueves 19, el Príncipe tendrá que convencer a los españoles de que es capaz de hacerse cargo de la monarquía y de que esta puede modernizarse.
Por último, Felipe VI se verá en medio de la profunda crisis económica que empezó hace seis años y que todavía continúa. "Aunque no es clase política, la Corona se ve contagiada –apuntala Antón Rodríguez Castromil, profesor de Opinión Pública de la UCM–. Cuando hay cinco millones de parados, recortes, sacrificios, la Casa Real también entra en los cálculos de los ciudadanos, que se preguntan si les compensa la monarquía. Y este caso entra de lleno en esta cuestión".
Con un desempleo del 25,9 por ciento, que afecta especialmente a los más jóvenes, el gran desafío del heredero será impulsar la recuperación para conseguir crear trabajo.
"Servir con dedicación al Estado, al conjunto de los españoles; trabajar por los intereses generales y promover acciones o iniciativas que sirvan al interés común, constituyen para mí un compromiso personal inalterable y sin matices", dijo en diciembre de 2011.
Este jueves 19 de junio será al fin proclamado nuevo Rey de España y tendrá que enfrentarse a múltiples desafíos.
“El Príncipe tiene un enorme reto. Parecería una tontería, pero no es sencillo ocupar el sitio de un hombre al que los españoles nos hemos acostumbrado a lo largo de casi 40 años”, aseguró el periodista español Fernando Ónega.
Aparte de este dato obvio, el heredero tendrá que hacer frente a cuatro grandes retos. El primero será el desafío soberanista catalán, tema que ha dado mucho de sí, sobre todo en este último año. El presidente del gobierno regional de Cataluña, el nacionalista Artur Mas, tiene previsto para el próximo 9 de noviembre una consulta a los catalanes sobre la permanencia o no de esta región dentro de España.
Así, el pasado 2 de junio, en su primer discurso público tras la abdicación de su padre, el príncipe de Asturias no tardó en aludir el tema de la independencia. "Me permitirán que les reitere mi empeño y convicción de dedicar todas mis fuerzas, con ilusión, a la apasionante tarea de seguir sirviendo a los españoles, a nuestra querida España; una nación, una comunidad social y política unida y diversa que hunde sus raíces en una historia milenaria", dijo.
Otro gran desafío para Felipe VI será reestablecer la imagen de la monarquía, que se ha visto afectada por varios escándalos en estos últimos años. Lo que más ha dañado la imagen de la institución ha sido el caso Urgandarin, apellido del marido de la infanta Cristina, hermana del próximo rey.
Este caso de corrupción y fraude fiscal, que comenzó en 2010, todavía no está resuelto. El juez José Castro decidirá en las próximas semanas si Iñaki Urdangarin es culpable o no y decidirá también el destino de la infanta Cristina, imputada en el caso en enero de 2014. "El pacto de silencio que había alrededor de la monarquía ya no existe", dijo en 2012 Antonio Torres del Moral, experto de la monarquía española.
Además, Felipe VI tendrá que manejar el debate entre monarquía o república como forma de Estado. Según las últimas encuestas publicadas en los medios de comunicación españoles, 49 por ciento de los españoles apoyaría una monarquía con el príncipe Felipe como rey, frente a 36 por ciento que preferiría una república.
Horas después de que el rey Juan Carlos anunciase su abdicación, miles de ciudadanos decidieron manifestarse por todo el país, pidiendo un referéndum para decidir el futuro de España. Antón Losada, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Santiago de Compostela, escribió que “tras 30 años de monopolio monárquico, la inercia de la corona tira más que la expectativa republicana entre una opinión pública que tiene muchas cosas de qué preocuparse”.
A partir del jueves 19, el Príncipe tendrá que convencer a los españoles de que es capaz de hacerse cargo de la monarquía y de que esta puede modernizarse.
Por último, Felipe VI se verá en medio de la profunda crisis económica que empezó hace seis años y que todavía continúa. "Aunque no es clase política, la Corona se ve contagiada –apuntala Antón Rodríguez Castromil, profesor de Opinión Pública de la UCM–. Cuando hay cinco millones de parados, recortes, sacrificios, la Casa Real también entra en los cálculos de los ciudadanos, que se preguntan si les compensa la monarquía. Y este caso entra de lleno en esta cuestión".
Con un desempleo del 25,9 por ciento, que afecta especialmente a los más jóvenes, el gran desafío del heredero será impulsar la recuperación para conseguir crear trabajo.