Los cubanos comenzaron a retomar cierta normalidad en sus vidas este miércoles luego de un colapso del sistema energético nacional que ocasionó días de apagones totales, aunque la crisis está lejos de solucionarse.
“La pasamos muy mal, sin corriente, se nos echó a perder la comida; el domingo tuve que sacar todo el pollo para repartirle hasta a los vecinos”, dijo a The Associated Press Yadis Bruzón, una empleada de 45 años y madre de gemelos.
Como muchas de las personas con las que habló AP, Bruzón sabe que ya ha pasado lo peor pero la crisis en el sector energético continuará.
La emergencia comenzó el jueves por la noche cuando durante el horario pico el 50 % del país sufrió falta de electricidad, pero la situación más crítica se desató sorpresivamente el viernes por la mañana con el colapso total del sistema energético nacional ocasionado por una avería en la central Antonio Guiteras.
Aunque la reconexión de todo el sistema se logró en la tarde del martes, el sistema continúa siendo débil y las carencias de energía que vivían los cubanos siguen tan presentes como antes, cuando ya había apagones de hasta ocho horas diarias en algunos lugares.
“No se sabía cuanto iba a durar” el apagón, dijo Jorge Vélez, un trabajador estatal de 48 años. “Es que claro que tiene que haber de nuevo apagón, a lo mejor no en la isla completa como fue éste, pero sí dos, tres horas como estaban haciendo. No hay petróleo”.
La tensa situación en la generación y distribución de electricidad viene de años en la isla y fue ocasionada tanto por la falta de combustible para alimentar las plantas de generación como por las frecuentes averías en las viejas centrales termoeléctricas con más de 30 años de explotación y poco mantenimiento, según reconocieron las autoridades.
Ambas causas están directamente vinculadas con las sanciones de Estados Unidos que arreció su política presionando para lograr un cambio de modelo político en la isla, persiguiendo a los barcos que le proveen crudo o derivados y bloqueando las operaciones financieras para adquirir los repuestos.
En los últimos meses, explicaron las autoridades, hubo también un incremento de la demanda residencial. Al apagón el fin de semana se sumó el paso del ciclón Oscar, que dejó siete muertos y el oriente del país —con su infraestructura— destrozado.
El presidente Miguel Díaz-Canel había reconocido que los apagones —aunque no tan prolongados como éste último— subsistirán pues el origen de la debilidad del sistema persiste.
El miércoles se informó además que las clases no se retomarán hasta el lunes próximo y que las actividades laborales se mantienen suspendidas, mientras un reporte de la estatal Unión Eléctrica indicó que en el horario pico de la jornada —normalmente por la noche— se espera una demanda de 2.950 megavatios y una disponibilidad de 1.978 megavatios.
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