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Los apagones “sorpresa” arrecian en la región más poblada de Venezuela


Una niña venezolana se asoma a la ventana de su hogar durante un corte del servicio eléctrico por racionamiento, en febrero de 2024.
Una niña venezolana se asoma a la ventana de su hogar durante un corte del servicio eléctrico por racionamiento, en febrero de 2024.

El gobierno de Nicolás Maduro interrumpe a diario la electricidad en el estado más poblado de Venezuela para sustituir un viejo cableado y mejorar el servicio. Muchas personas afirman que están gotados y frustrados.

Luis Rendueles, residente de la ciudad de Maracaibo vive como si sus días acabaran a las 5:00 de la tarde: trabaja, alista su cena, enciende el aire acondicionado, se baña y recarga la batería de su teléfono antes de esa hora, pues, al caer la noche, el gobierno venezolano suspende el servicio eléctrico en su barrio.

Los apagones son parte de un esquema oficial de racionamientos por 63 días en el estado donde vive Rendueles, Zulia, mientras el gobierno nacional sustituye 60 kilómetros de conductor de la principal línea de transmisión para dar “confiabilidad y estabilidad” al servicio.

Como el resto de habitantes de su ciudad, Rendueles, de 24 años, no sabe cuándo le cortarán la luz, ni por cuánto tiempo, pero sí ha experimentado que suele ser entre 3 y 6 horas.

“Trabajo desde mi casa. He tenido que reagendar todo mi día en función de adivinar a qué hora se va la electricidad. El tema de la luz te limita”, contó a la Voz de América el joven, un politólogo cuyo video en TikTok sobre esa rutina es viral.

“Estoy sobreviviendo a apagones diarios en Maracaibo mientras intento trabajar”, se lee en el audiovisual, con él mirando hacia cámara, obstinado, escuchándose de fondo la canción Encontrado, de la película dramática La Sociedad de la Nieve.

El material, de 6 segundos, ya ha sido reproducido 60.000 veces. Decenas de usuarios detallaron sus propias experiencias con los cortes eléctricos.

“Se me fue (la luz) 2 horas y siento que me gané el Kino”, el principal premio de lotería del país, escribió uno. “Se va la luz en casa y en el trabajo. ¡Ya no aguanto más!”, respondió otro. “Lo peor es que es apagón sorpresa”, describió otra joven.

Lea también: Los apagones pueden ser “cuello de botella” para la economía en Venezuela

Cortes frecuentes

La crisis eléctrica venezolana data de 2009. El expresidente Hugo Chávez decretó entonces una emergencia para mejorar el servicio, pero expertos advierten que la corrupción, la falta de personal y la ausencia de mantenimiento lo impidieron.

El Observatorio Venezolano de Servicios Públicos aseguró en diciembre que los cortes eléctricos son “frecuentesen 12 de los 23 estados del país suramericano y que 54,7 % de sus entrevistados reportó apagones todos los días de la semana.

Las interrupciones imprevistas y las fluctuaciones del servicio eléctrico han sido más frecuentes en Zulia que en cualquier otra región de Venezuela, de acuerdo con otra asociación civil que lleva tales registros, el Comité de Afectados por Apagones.

Hace un año, el gobierno inició el plan Borrón y Cuenta Nueva para actualizar datos de usuarios para volver a cobrar el servicio eléctrico tras años de subsidio por la crisis. Zulia fue la primera región donde el programa entró en vigor.

Gobierno pide comprensión

El ministro Néstor Reverol explicó que los trabajos en la red eléctrica permitirán añadir 100 kilovatios al sistema de la región zuliana, considerada la más poblada del país, con cerca de 4 millones de habitantes según los más recientes datos oficiales.

El funcionario precisó que los trabajos -y los racionamientos- cesarían en la segunda quincena de marzo. También, pidió “comprensión” a la gente.

“La cosa es al revés. Comprensión piden los zulianos al alto gobierno”, reclamó la semana pasada el concejal de Maracaibo y uno de los dirigentes locales de los partidos opuestos al gobierno venezolano, Daniel Ponne.

Hace 4 años, más de 10 ciudades y poblados de Zulia tuvieron cortes de luz por 12 horas al día debido a trabajos de mantenimiento y mejoras a su red eléctrica.

En esta oportunidad, Danelys Gutiérrez, gerente de una compañía privada, de 28 años, suele estar tan molesta como cansada por las interrupciones constantes.

No pocas veces ha estado sin luz por horas en su trabajo y también, ya cerca de noche, al llegar a su casa. “Es un atraso para la población”, dijo a la VOA.

Ponne, por su parte, calificó en declaraciones a la prensa la situación como una “calamidad” que está “torturando” a los zulianos de manera desigual.

Hay vecindades afectadas por apagones de 12 horas al día, como Altos del Sol Amada, en el noroeste, dijo.

La comunidad Arca de Noé, en Maracaibo, estuvo dos días sin luz la semana pasada, de acuerdo con una denuncia del también concejal opositor Eduardo Vale.

“Pañitos calientes” ante la crisis

Rendueles, el joven del video popular en redes sociales, debió comprar una batería UPS para que sus equipos electrónicos operen por 5 horas, también unos bombillos recargables para paliar los efectos de los apagones imprevistos.

Esas medidas terminan siendo “pañitos de agua caliente” y la coyuntura de fallas eléctricas constantes sigue siendo “frustrante”, lo agobia, admitió.

“Se baja mucho el ánimo, vas en automático, sin claridad para tomar las mejores decisiones”, bien sea en el trabajo o en el hogar, apuntó.

Luis Rendueles, afectado por apagones en Zulia, Venezuela
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Haidée Arcaya, empleada de una empresa de venta de repuestos automotrices en Maracaibo, pero residente del municipio vecino de San Francisco, a 1 hora de distancia en transporte público, lamentó que ni los domingos pueda descansar por los cortes eléctricos. En Zulia, las temperaturas superan los 30 grados centígrados.

“Es fuerte. Uno trabaja todo el día y después, en la noche, no puedes lavar, hacer la comida, bañarse (sin electricidad). Es un tiempo perdido”, explicó a la Voz de América.

Su hogar y los sectores aledaños han quedado recientemente sin servicio eléctrico por dos tandas de 4 horas cada una, incluyendo por las madrugadas. Su descanso se interrumpe.

“Amanezco con dolor de cabeza, no duermo bien”, señaló Arcaya, de 63 años. “Tenemos varios años ya sufriendo el problema. ¿Qué más comprensión piden al pueblo?”, zanjó.

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