Con la celebración de la Convención Nacional Demócrata (DNC) 2024 , Chicago afianza su estatus como la ciudad de Estados Unidos que más eventos partidistas de este tipo ha celebrado en la historia.
En el récord de 26 citas políticas - 14 republicanas y 12 demócratas-, la urbe ha sido testigo de momentos históricos como la Convención Nacional Republicana de 1860 que inició el camino de Abraham Lincoln a la Presidencia y la polémica Convención Nacional Demócrata de 1968, que dejó tal mal sabor de boca que tendrían que pasar casi 30 años para que el partido azul volviera a escoger a la "Ciudad de los Vientos" como sede.
La DNC de 1968 pasó a la posteridad por las cruentas imágenes de los enfrentamientos de la policía y los manifestantes antiguerra que descendieron sobre la ciudad para protestar contra la participación de EEUU en el conflicto de Vietnam y exigir un cambio. También estuvo marcada por una inusual nominación.
El ciclo electoral de este año, plagado de sorpresas y giros para los demócratas, unido al clima de descontento por el apoyo de la administración de Joe Biden y Kamala Harris a Israel en su guerra con Hamás en Gaza - que ya se ha cobrado más de 40.000 víctimas palestinas en diez meses - recuerdan aspectos de esa tumultuosa cita.
¿Qué paralelos se trazan entre las DNC de 1968 y 2024? ¿Cuáles son las diferencias?
Nominación presidencial
Lo que comenzó como una casi segura revancha entre el expresidente republicano Donald Trump y Biden se trocó en una inusual movida por parte del mandatario demócrata, que suspendió su campaña por la reelección tras continuos llamados de aliados en su partido, que temían por la capacidad física y mental del veterano político de 81 años para afrontar cuatro años más.
A su salida de la contienda, Biden apoyó a su vicepresidenta, Kamala Harris, - la primera mujer en ocupar ese puesto en la historia de EEUU- como la nueva líder de la campaña presidencial.
En 1968 pasó algo parecido. Ante un país sumamente dividido por la guerra en Vietnam, el también presidente demócrata Lyndon B. Johnson anunció que no buscaría la reelección a fines de marzo, cuando ya el periodo de primarias casi había terminado. Poco después, el candidato principal a la nominación presidencial, Robert F. Kennedy, fue asesinado tras un evento de campaña.
El partido decidió nominar al vicepresidente Hubert Humphrey, quien por entrar a la carrera en abril no pudo estar en la boleta de primarias y recibió los apoyos de delegados obtenidos por Johnson.
Lo mismo ocurrió con Harris, que no compitió en las primarias, y aún así se convirtió en la candidata demócrata a las elecciones de noviembre tras una votación virtual que el Partido Demócrata realizó antes de la DNC.
Aunque ahí es donde acaban los paralelos, según analistas e historiadores, quienes marcan la diferencia entre el desunido Partido Demócrata de hace más de medio siglo con el de hoy, unido y energizado en torno a la candidata.
Descontento por guerras
El año 1968 fue tumultuoso en Estados Unidos. Masivas protestas, toma de edificios en universidades y sentadas tuvieron lugar en varios puntos del país con el liderazgo del movimiento estudiantil, que protestaba contra la participación de EEUU en la guerra de Vietnam y exigían desinversión en la industria armamentista.
La operación militar de Israel en Gaza, que ha devastado y sumido al enclave en una seria crisis humanitaria, también ha provocado reacciones parecidas. Miles de universitarios protagonizaron disturbios y sentadas en la primavera de este año. Manifestantes se han reunido frente a la Casa Blanca, el Capitolio y varias avenidas principales de Washington contra el financiamiento de la administración Biden a Israel en lo que estos movimientos califican de "genocidio" contra el pueblo palestino.
Al igual que 56 años atrás, cientos de activistas se darán cita en Chicago para continuar expresando su rechazo al conflicto en Oriente Medio y exigiendo un cese al fuego.
Manejo de las protestas
Las imágenes de las violentas protestas de 1968 en las calles de Chicago estremecieron al país y el mundo, y quedaron en los libros de historia. Unos 10.000 manifestantes se vieron abrumados por el doble de agentes de policía que cayeron sobre ellos con todo el peso de su autoridad y recursos, bajo la mano dura del entonces alcalde de la ciudad, Richard J. Daley.
Este año, el número de manifestantes podría superar el de aquella ocasión. La ciudad también se ha preparado, aunque la notable diferencia de que desde 1998 estas citas cuatrienales son consideradas como eventos especiales de seguridad nacional y el Servicio Secreto el principal responsable de preservar el orden.
Debido al incremento de la seguridad en la zona es común que las protestas tengan lugar fuera del "perímetro fuerte", usualmente alrededor de donde tendrán lugar las actividades principales.
"El temor a que se repita lo ocurrido en 1968 es grande, ya que hasta ahora la ciudad ha negado permisos a grupos que buscan reunirse cerca del United Center, sede de la convención", dijo la profesora de Comunicación de la Universidad Northwestern, Heather Hendershot, en un artículo publicado en The Conversation.
Cobertura periodística
La experta en la DNC de 1968 y la cobertura periodística alrededor del evento, insistió en que el "ecosistema de los medios es radicalmente diferente de lo que era hace más de 50 años", cuando las noticias estaban "más centralizadas" y las tecnologías de los medios eran "menos portátiles".
"Uno de los peores fracasos de la Convención Nacional Demócrata de 1968 en Chicago, fue cuando los activistas contra la guerra en la Avenida Michigan gritaron a las cámaras de televisión 'el mundo entero está mirando', mientras la policía del alcalde Richard J. Daley los golpeaba con porras", recordó la profesora.
Hendershot advirtió que Daley hizo todo lo posible por "obstaculizar el periodismo" durante la convención. Según la especialista, el alcalde no resolvió a propósito una huelga que afectaba a la compañía local de telefonía, lo que unido a la escasez de dispositivos instalados, impidió que cientos de reporteros pudieran comunicarse efectivamente con sus redacciones y enviar sus historias.
Este tipo de tropiezos no se repetirá en 2024, en plena era digital, donde un teléfono inteligente tiene la capacidad de transmitir en tiempo real los acontecimientos mientras ocurren.
Pero esto trae un reto diferente, a juicio de Hendershot, quien llama la atención sobre la "sobreabundancia de imágenes sin clasificar, potencialmente acompañada de una proliferación de desinformación, amplificada por quienes tienen malas intenciones".
"Hay muchas diferencias entre las convenciones de 1968 y 2024. Una de las mayores es que ahora todo el mundo está filmando. El problema hoy no es cuánto podemos ver, sino cuánto podemos creer", afirmó.
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