El papa Francisco se reunió este miércoles con un líder del pueblo yanomami de Brasil, quien pidió el apoyo papal a los esfuerzos del presidente Luiz Inácio Lula da Silva para revertir décadas de explotación de la Amazonía y proteger mejor a sus pueblos indígenas.
Davi Kopenawa, chamán yanomami, dijo que viajó al Vaticano por invitación de Francisco para informarle sobre la difícil situación de los yanomami y de Amazonia, donde la deforestación alcanzó su punto máximo en 15 años durante el gobierno anterior del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro.
El Territorio Indígena Yanomami, el más grande de Brasil, fue saqueado por miles de mineras ilegales de oro, alentadas por Bolsonaro. Talaron árboles y envenenaron las aguas con mercurio.
Kopenawa, que llevaba un penacho tradicional de plumas y collares de cuentas, dijo después a la prensa que entregó a Francisco una carta donde se explican las preocupaciones de los yanomami. Dijo que pidió a Francisco que apoyara a Lula para tratar de enmendar el “error” del gobierno anterior, y que Francisco dijo que hablaría con él.
“No diré que lo arreglarán, no diré que lo resolverán. Es fácil arruinar las cosas, arreglarlas es difícil. Pero lo están intentando”, dijo Kopenawa en portugués.
“Soy un hombre de nuestros bosques que cuida a nuestro planeta Tierra, espero que la comunidad internacional luche, espero que la comunidad internacional que tiene dinero lo haga, que detenga la destrucción de nuestro planeta Tierra que ocurre ahora”.
La selva tropical de Amazonía, que abarca un área equivalente al doble de la superficie de la India, es un amortiguador crucial contra el cambio climático. Diversos estudios han mostrado que los bosques controlados por los pueblos indígenas son los mejor conservados de la Amazonía brasileña.
Sin embargo, Bolsonaro cumplió su promesa de no demarcar ni un centímetro más de territorio indígena durante su gobierno, y quitó poderes a los organismos de aplicación de las leyes ambientales. La deforestación alcanzó su punto más alto en 15 años durante su mandato.
Lula asumió el cargo y de inmediato declaró una emergencia sanitaria nacional en las tierras yanomami debida a los efectos de la minería ilegal y comenzó a trabajar para expulsar a las mineras. También otorgó poderes a los organismos ambientales para combatir la tala ilegal. En enero, datos satelitales del gobierno mostraron que la deforestación se había reducido a la mitad durante el primer año de gobierno de Lula.
Funcionarios del gobierno han dicho que las áreas donde hay minería ilegal en el territorio yanomami se han reducido un 85 % y que la salud ha mejorado. Sin embargo, tras el éxito inicial, los fiscales, los organismos de aplicación de la ley y los empleados de los organismos ambientales federales afirman que las mineras ilegales están de vuelta.
“Una sola persona no puede resolverlo todo. Por eso pedí apoyo”, dijo Kopenawa. “Le pedí al papa que lo apoyara, que refuerce el trabajo. Que defienda a la gente”.
El primer papa latinoamericano de la historia ha convertido al cuidado del ambiente, especialmente de Amazonia, en un sello distintivo de su papado.
La encíclica que Francisco publicó en 2015, titulada Laudato Si (Bendito seas) criticó con dureza la desenfrenada explotación de Amazonía, acusando a los intereses monetarios de convertir a la Tierra en “un inmenso depósito de porquería”.
En 2019, el jesuita argentino convocó un sínodo, que es una reunión especial de obispos, específicamente sobre la Amazonía para comprender mejor cómo la Iglesia católica podría atender mejor las necesidades de sus pueblos y protegerlos.
El Vaticano no proporcionó una lectura oficial de la reunión, de conformidad con el protocolo. Pero en una señal de apoyo no oficial, organizó una conferencia de prensa informal con Kopenawa en el vestíbulo de las oficinas generales de Radio Vaticano después de la audiencia.
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