La libertad de prensa global ha caído a su punto más bajo en más de una década según hace notar la organización Freedom House en su más reciente reporte en que califica 199 países y territorios, democracias y autocracias.
Freedom Califica del 0 al 100 los grados de libertad de prensa, siendo 0 el de mayor libertad y 100 el de menos. En 2004 el promedio de calificaciones a nivel mundial fue de 45,5, pero en 2015 ese promedio subió a casi 49, es decir, la libertad de prensa decayó en 3 puntos y medio.
El reporte hace notar que aunque las Américas son segunda solo después de Europa Occidental en los niveles de libertad y respeto a los derechos humanos, en algunos países hay amenazas a la libertad de prensa, violencia contra periodistas y violaciones a las libertades de asociación y reunión.
México (64), Cuba (91), Honduras (67), Venezuela (80) y Ecuador (66) son calificados como países con prensa no libre, mientras solo en Canadá (18) , Estados Unidos (21) , Belice (22), Costa Rica (17), Surinam (28) , Chile (29) y Uruguay (25) se considera que existe libertad de prensa.
En Venezuela, donde los esfuerzos gubernamentales por silenciar a los medios críticos pasan por negar la venta de papel a los periódicos y el cierre de estaciones y otros medios de comunicación, muchos periodistas han acudido al internet, incluyendo a Alberto Federico Ravell, ex presidente y cofundador del canal de televisión Globovisión., quien luego de dejar esta cadena en 2010, fundo el portal de noticias La Patilla.
“Nos ven como el medio de la CIA o del Departamento de Estado”, dice Ravell. “Este gobierno realmente mantiene una persecución implacable en contra de los medios y en contra de los directores y editores de los periódicos.
Otro de los países más peligrosos para los periodistas es México, donde más de 76 han sido asesinados desde el año 2000.
“Solo 13 por ciento de la población mundial goza de una prensa libre –esto es, lugares donde la cobertura de las noticias políticas es robusta, la seguridad de los periodistas está garantizada, la intrusión estatal en los asuntos mediáticos es mínimo y la prensa no está sujeta a presiones legales o económicas onerosas”, dice el reporte.