Después de un día de sentadas, gases lacrimógenos y choques con la policía, los estudiantes de Hong Kong y activistas de los derechos civiles prometieron el miércoles continuar protestando por un proyecto de ley de extradición que se ha convertido en un relámpago para las preocupaciones sobre un mayor control chino y la erosión de las libertades civiles en el antigua colonia británica.
La violencia marcó una escalada importante de la mayor crisis política en años para el territorio chino semi-autónomo y forzó la demora del debate legislativo sobre el proyecto de ley polémico.
El estudiante universitario Louis Wong dijo que consideraba que el bloqueo de la sede del gobierno y el Consejo Legislativo era un éxito porque parecía impedir que los leales a Pekín presentaran enmiendas a un par de leyes que facilitarían el envío de presuntos delincuentes a China.
"Este es un espacio público y la policía no tiene derecho a impedir que nos quedemos aquí", dijo Wong, observando una intersección llena de basura en el vecindario del Almirantazgo que había sido bloqueada por las fuerzas de seguridad después de que los manifestantes rompieron un cordón policial y entraron al complejo del gobierno.
"Nos quedaremos hasta que el gobierno elimine esta ley y (el presidente chino) Xi Jinping se dé por vencido al tratar de convertir a Hong Kong en una ciudad más en China como Beijing y Shanghai", dijo.
El miércoles, al menos 72 personas fueron llevadas a siete hospitales, con dos en estado grave, dijo la Autoridad Hospitalaria de Hong Kong. De esos, 41 fueron liberados más tarde, agregó.
La sesión en el Consejo Legislativo de Hong Kong estaba programada para las 11 de la mañana, pero se “cambió a una hora posterior a determinar”, según un comunicado del servicio de prensa del gobierno local. Los legisladores serían notificados de la nueva hora, según el comunicado.
Un manifestante que solo se identificó por su nombre, Marco, dijo que confiaba en que la protesta persuadiera al gobierno de la directora general, Carrie Lam, de retirar las enmiendas propuestas.
“Queremos que el gobierno deje la legislación y no vuelva a traerla”, dijo.
Otro manifestante que dio su nombre como King dijo que la protesta era un momento decisivo para los jóvenes hongkoneses, que afrontan difíciles perspectivas de empleo y un precio disparado de la vivienda.
“Tenemos que alzarnos por nuestros derechos o nos los arrebatarán”, indicó.
Los reparos de los asistentes a identificarse por su nombre completo y profesión -muchos llevaban mascarillas quirúrgicas para ocultar su rostro- reflejaban la estrategia cada vez más agresiva de las autoridades con la desobediencia civil. Esas acciones nunca se toleran en la China continental y los residentes en Hong Kong pueden afrontar vetos a viajar y otras repercusiones si cruzan la frontera.
Se suponía que la filosofía “un país, dos sistemas” garantizaba a Hong Kong el derecho a conservar sus sistemas social, legal y político durante 50 años tras la devolución de la excolonia británica en 1997. Sin embargo, el gobernante Partido Comunista chino parece renegar progresivamente de ese acuerdo al imponer reformas legales impopulares.
El gobierno siguió adelante con sus planes de presentar el miércoles las enmiendas sobre extradición en la cámara, pese a los cientos de miles de personas que se manifestaron el fin de semana, la protesta política más grande del territorio en más de una década.