La captura del narcotraficante José de Jesús Méndez, alias “El Chango”, desarticuló la estructura de uno de los siete principales cárteles que operan en México: La Familia Michoacana, un violento grupo delictivo involucrado en la distribución de cocaína, marihuana y metanfetaminas a Estados Unidos.
El cártel, que se originó en los años 80, opera en 77 de las 133 municipalidades del estado de Michoacán, del cual es oriundo el presidente mexicano Felipe Calderón, según información de 2009 de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA).
Involucrada en el tráfico de drogas, secuestros, extorsiones y otras actividades criminales, una de las características más llamativas de La Familia es que recurre a un pseudo-culto religioso para justificar su violencia y adoctrinar a los integrantes, bajo la idea de que están cumpliendo con una suerte de “justicia divina”.
“Esta organización tiene un fuerte trasfondo religioso. Supuestamente se originó para proteger a los locales de la violencia de los cárteles de droga. Ahora, La Familia Michoacana utiliza las ganancias de las drogas para alimentar su misión, enmarcada en una mentalidad estilo ‘Robin Hood’ –robar a los ricos para dárselo a los pobres-”, según la DEA.
“Ellos creen que están cumpliendo con la obra de Dios, y reparten biblias y dinero a los pobres. La Familia Michoacana también da dinero a escuelas y autoridades locales”, agrega la información de la agencia estadounidense.
El adoctrinamiento de los integrantes del cártel –que incluye tres a seis meses de entrenamiento en un campo en Michoacán- está basado en un combo de mensajes espirituales y principios éticos de la banda para poder controlar emocionalmente a sus miembros.
Y esa lealtad inculcada es lo que probablemente alimente la reagrupación de las células delictivas de La Familia y los Caballeros Templarios –que se había escindido del cártel en 2010-, para evitar que líderes ajenos se hagan el control de la zona, según ha informado la prensa mexicana.
Si bien el arresto de “El Chango” sigue la estrategia marcada por Felipe Calderón de descabezar a los cárteles para que pierdan fuerza, un experto consultado por el periódico La Vanguardia de México duda que esto ocurra.
“Pero hasta ahora no ha ocurrido, los cárteles mexicanos se han recompuesto y siguen siendo seis o siete grandes”, dijo el experto en temas de seguridad José Luis Piñeyro, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Los tentáculos de la La Familia –uno de los más poderosos cárteles junto con el de Sinaloa, Golfo, Los Zetas y Juárez- se extienden a varios países. Obtiene cocaína directamente de Colombia o a través de Venezuela, Panamá y Guatemala, de acuerdo a la DEA.
La cocaína es luego transportada de México a Estados Unidos. Se han llegado a identificar “células de distribución independiente” vinculadas a La Familia en Houston, Dallas, Atlanta y varias localidades de California y Carolina del Norte.
En los últimos años, sin embargo, el cártel se ha especializado en la producción de metanfetamina en el estado de Michoacán con destino a Estados Unidos, de acuerdo a la agencia estadounidense.
La ideología de La Familia marca que sus integrantes deben evitar el consumo de drogas. Incluso ayudan a los nuevos reclutados a vencer su adicción si a cambio venden su alma a la organización. Que consuman los estupefacientes afuera –en Estados Unidos- y que en el camino mueran los que se interpongan a ellos.