Kenneth Bae, el misionero estadounidense-coreano detenido en Corea del Norte, hizo un nuevo llamado al gobierno de Washington para que trabaje a favor de su liberación de un campo de trabajos forzados.
“Creo que es muy difícil seguir trabajando continuamente aquí a largo plazo, y todavía tengo mucho dolor en la espalda y las piernas. Por ello, (si mi liberación) es demorada nuevamente, podría tener que recibir tratamiento a largo plazo en un hospital”, dijo el misionero.
“Espero que mi caso sea solucionado lo más pronto posible para que pueda regresar a los brazos de mi amada familia”, agregó.
Bae hizo el comentario al diario japonés pro-norcoreano Chosun Sinbo en una entrevista publicada este martes, donde habla de sus problemas de salud que le hacen difícil trabajar las 8 horas diarias requeridas en el campamento de prisioneros.
Un representante del diario visitó al misionero estadounidense en un hospital, acompañado de un diplomático suizo.
Sus comentarios se conocen después de que el régimen de Pyongyang retirara por segunda vez una invitación para que un enviado estadounidense fuera a Corea del Norte para discutir la liberación de Bae.
La decisión fue criticada por el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney.
“Creo que es muy difícil seguir trabajando continuamente aquí a largo plazo, y todavía tengo mucho dolor en la espalda y las piernas. Por ello, (si mi liberación) es demorada nuevamente, podría tener que recibir tratamiento a largo plazo en un hospital”, dijo el misionero.
“Espero que mi caso sea solucionado lo más pronto posible para que pueda regresar a los brazos de mi amada familia”, agregó.
Bae hizo el comentario al diario japonés pro-norcoreano Chosun Sinbo en una entrevista publicada este martes, donde habla de sus problemas de salud que le hacen difícil trabajar las 8 horas diarias requeridas en el campamento de prisioneros.
Un representante del diario visitó al misionero estadounidense en un hospital, acompañado de un diplomático suizo.
Sus comentarios se conocen después de que el régimen de Pyongyang retirara por segunda vez una invitación para que un enviado estadounidense fuera a Corea del Norte para discutir la liberación de Bae.
La decisión fue criticada por el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney.