Durante más de un año, Justin Bieber se ha visto más identificado por sus escándalos que por su música y el arresto de este jueves en la madrugada solo confirma que la vida loca en la que se ha enfrascado tiene más peso que sus éxitos Billboard de antes.
El jueves por la tarde, una hora después de que se le fijara fianza, el cantante de origen canadiense, de 19 años, quedó en libertad, más sobrio y menos sonriente que lo que apareció en la foto tomada por la policía.
Atrás quedaron los cargos de manejar ebrio, resistirse al arresto y conducir sin una licencia válida.
Presuntamente, Bieber había fumado marihuana todo el día, había bebido cerveza y había tomado antidepresivos, aunque un análisis de su aliento no reveló el uso de una cantidad significativa de alcohol. Falta ver el resultado de la muestra de orina, que podría estar lista dentro de dos días.
Según el oficial que lo arrestó, Fulgencio Medina, el cantante le reclamó al detenerlo. “¿Por qué p… me detiene”?, preguntó primero, y luego, cuando intentó revisarlo para ver si llevaba armas, volvió a gritar: “No tengo ninguna p… arma. ¿Para qué me toca?”.
Bieber fue esposado y llevado a una estación de policía, para luego ser trasladado a una cárcel del condado Miami-Dade donde se le obligó a usar un traje rojo, con el que aparece en las fotos distribuidas por la policía.
Algunos analistas de la industria del espectáculo dudan de hablar de los problemas del cantante y de lo que significa para su carrera, que parece se está yendo al traste.
El rapero Macklemore, de 30 años, lo defiende.
“Creo que es difícil para cualquiera que tenga una vida que es un espectáculo y ser cuestionado y criticado y juzgado… y si no has tenido normalidad en tu vida como adulto o como adolescente”, comenta Macklemore.
Atrás han quedado también sus múltiples álbumes de platino –cinco de los cuales debutaron como No. 1—y sus grandes hits como “Baby” y “Boyfriend”. Su álbum debut de 2010 “Mi mundo 2.0” fue nominado para dos premios Grammy, incluyendo al de mejor álbum pop por un artista nuevo, que sorpresivamente no ganó.
Bieber ya no ha tenido éxitos así y ni siquiera en el escenario se ve con energía y ya no baila tan dinámicamente como antes.
La fama y los escándalos parecen haber pasado la factura.
El jueves por la tarde, una hora después de que se le fijara fianza, el cantante de origen canadiense, de 19 años, quedó en libertad, más sobrio y menos sonriente que lo que apareció en la foto tomada por la policía.
Atrás quedaron los cargos de manejar ebrio, resistirse al arresto y conducir sin una licencia válida.
Presuntamente, Bieber había fumado marihuana todo el día, había bebido cerveza y había tomado antidepresivos, aunque un análisis de su aliento no reveló el uso de una cantidad significativa de alcohol. Falta ver el resultado de la muestra de orina, que podría estar lista dentro de dos días.
Según el oficial que lo arrestó, Fulgencio Medina, el cantante le reclamó al detenerlo. “¿Por qué p… me detiene”?, preguntó primero, y luego, cuando intentó revisarlo para ver si llevaba armas, volvió a gritar: “No tengo ninguna p… arma. ¿Para qué me toca?”.
Bieber fue esposado y llevado a una estación de policía, para luego ser trasladado a una cárcel del condado Miami-Dade donde se le obligó a usar un traje rojo, con el que aparece en las fotos distribuidas por la policía.
Algunos analistas de la industria del espectáculo dudan de hablar de los problemas del cantante y de lo que significa para su carrera, que parece se está yendo al traste.
El rapero Macklemore, de 30 años, lo defiende.
“Creo que es difícil para cualquiera que tenga una vida que es un espectáculo y ser cuestionado y criticado y juzgado… y si no has tenido normalidad en tu vida como adulto o como adolescente”, comenta Macklemore.
Atrás han quedado también sus múltiples álbumes de platino –cinco de los cuales debutaron como No. 1—y sus grandes hits como “Baby” y “Boyfriend”. Su álbum debut de 2010 “Mi mundo 2.0” fue nominado para dos premios Grammy, incluyendo al de mejor álbum pop por un artista nuevo, que sorpresivamente no ganó.
Bieber ya no ha tenido éxitos así y ni siquiera en el escenario se ve con energía y ya no baila tan dinámicamente como antes.
La fama y los escándalos parecen haber pasado la factura.
