Un juez federal rehusó el martes posponer la sentencia de Roger Stone, el operativo político republicano, en su caso por interferencia con un testigo y mentir al Congreso, mientras el presidente Donald Trump mantuvo su insistente defensa de su antiguo confidente y dijo que no sería callado en la redes sociales aunque sus tuits le compliquen la vida al fiscal general, William Barr.
La decisión de la juez Amy Berman Jackson de sentenciar a Stone el jueves, como estaba previsto, abre una encrucijada en un caso marcado por una revuelta dentro del Departamento de Justicia y alegatos de que Trump ha interferido en el caso. La juez dijo que retrasar la sentencia “no sería algo prudente”.
La defensa de Stone ha pedido un nuevo juicio y le había pedido a Jackson retrasar la audiencia de sentencia mientras fallaba sobre la petición de un nuevo juicio. Un nuevo equipo de fiscales compareció en la corte luego que los fiscales iniciales renunciaron la semana pasada en protesta a la decisión del fiscal Barr de ignorar su recomendación para que Stone recibiera por lo menos siete años de prisión.
La decisión de Barr se hizo pública luego que Trump se refiriera a la recomendación original de sentencia como “horrible y muy injusta”. El presidente agregó en un tuit: “No puedo permitir semejante injusticia”.
Barr dijo después en una entrevista con ABC news que Trump no le había pedido que revisara el caso, pero que los tuits del presidente le estaban volviendo “imposible” hacer su trabajo.
Stone fue declarado culpable en noviembre de siete cargos que lo responsabilizaban de mentirle al Congreso, interferir con testigos y obstruir la investigación de la Cámara de Representantes sobre si la campaña de Trump se coordinó con Rusia para influenciar las elecciones del 2016.
La juez dijo que sí pospondría la ejecución de la sentencia de Rogers, mientras falla sobre su solicitud de un nuevo juicio.
Cualquier sentencia que incluya prisión luce como que recibirá un fuerte rechazo público de Trump, que sostiene que la totalidad del caso contra Stone es parte de lo que él llama una “cacería de brujas” en su contra y en contra de sus aliados, por parte de demócratas amargados y de un “Estado profundo” en el seno de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y el Departamento de Justicia.
Trump mantuvo su defensa de Stone vía Twitter el martes, antes de que Jackson rehusara a posponer la sentencia y luego de decirle a los periodistas en la Base Aérea Andrews: “Soy, me imagino, el funcionario de la Ley de más alto rango en el país, pero he decidido no inmiscuirme”.
Al preguntársele si planea perdonar a Stone, un día después que emitió dos perdones presidenciales, Trump dijo que “no lo he pensado, pero pienso que él ha sido tratado muy injustamente”.
En cuanto a su fiscal general, Trump elogió a Barr como “un hombre de gran integridad”. Pero el presidente indicó que planea mantener la misma presencia en Twitter, aunque esto ponga a Barr en situaciones incómodas.
“Le hago el trabajo más difícil. Esto de acuerdo en eso”, dijo Trump. “Las redes sociales para mí han sido muy importantes porque me dan una voz. Porque no tengo esa voz en la prensa, en los medios”.
Más temprano en Twitter, dijo que “todo lo que tenga que ver con esta investigación fraudulenta está seriamente contaminado y, en mi opinión, debería ser descartado”.
(Adaptado de original en inglés de AP)