El actor guatemalteco Juan Pablo Olyslager aseguró, en una entrevista con la Voz de América, que confía en que hayan “cambios positivos para la mayoría de la gente” latina a la hora de conseguir más derechos y libertades, especialmente para la comunidad de lesbianas, gais, bisexuales y transgénero (LGBT).
“Espero que sí haya un despertar en nuestros gobernantes y en la población, siento que hay cosas muy positivas que están pasando en América Latina, pero también siento que hay muchas cosas negativas”, explicó el intérprete.
Olyslager protagoniza la película “Temblores” encarnando a Pablo, un padre de familia, “con unos hijos lindos, una esposa bella, un buen trabajo y una casa enorme”, que guarda un secreto: él es homosexual.
“La película trata sobre ese temblor que viene a sacudir a esta familia y la forma en cómo la sociedad, la fuerza laboral y la religión afectan a Pablo en su decisión de salir”, manifestó.
El drama de ser homosexual en una comunidad hispana
El también productor cinematográfico está convencido de que muchas familias latinoamericanas se van a ver reflejadas en la gran pantalla. Una de las cosas que más le sorprendieron a la hora de participar en este proyecto, según dice, fue descubrir que existían terapias para “curar la homosexualidad”.
“Yo no sabía que ocurrían este tipo de terapias hasta que empecé a ver el material de esta película, que está basado en historias reales”, dijo.
En su opinión, el tema de la homosexualidad aún sigue siendo “un tabú” en América Latina, algo que, aunque está cambiando “poco a poco, falta mucho por hacer”.
“Aunque se vuelven secretos a voces, no se tocan mucho, no se mencionan mucho porque son incómodos, principalmente por temas religiosos”, argumenta.
Las terapias de conversión, algo habitual en América Latina
El director Jairo Bustamante intentó en varias ocasiones ingresar en algunas de estas sesiones de terapia pero sus intenciones se vieron truncadas luego que los responsables de estos grupos se dieron cuenta de que su única intención era documentar lo que pasaba ahí.
“El director trató de hacerlo, lo hizo un par de veces, pero luego lo pillaron: se dieron cuenta de quién era y lo sacaron”, recuerda.
Por eso, para preparar mejor su personaje en este proyecto cinematográfico, Juan Pablo Olyslager acudió a varias iglesias para intentar entender de qué manera la religión podía afectar a una persona como Pablo, el protagonista de la película que se exhibe actualmente en algunos cines de Estados Unidos.
El actor aprovechó para denunciar que “es aberrante querer cambiar a alguien” y subrayó que, para él, “no tiene nada de malo la tendencia sexual que uno pueda tener”.
“¿Sabes qué me parece terrible? Que, a veces, la gente equipara el ser homosexual con la pedofilia”, criticó mientras recordaba su lema “vive y deja vivir”.
“Yo no soy homosexual, pero tengo amigos homosexuales desde muy niño, son bellas personas y no tienen por qué estar pasando por estas situaciones”, remarcó.
Por eso, espera que la comunidad hispana de Estados Unidos y América Latina tomen conciencia de que “hay sufrimiento real cuando se trata de convertir a alguien”.
“No hay que forzarla por conceptos sociales o religiosos”, insistió.
Éxito en Europa
La película ya se ha exhibido en Francia, Luxemburgo, Alemania y Guatemala, donde estuvo siete semanas en cartel, y la crítica, según el actor, se ha dividido.
“Hubo crítica buena y también hubo crítica que atacó a la película sin haberla visto. Creo que el ataque de los grupos ultraconservadores que atacaron la película sin verla tienen miedo de algo”, finalizó.