Para los incrédulos, está por tocar fondo, sus donantes a punto de saltar del barco. Pero para el propio Jeb Bush, las elecciones primarias de New Hampshire este martes, son motivo de optimismo.
El exgobernador de Florida aseguró que no importa en qué lugar quede en New Hampshire – el estado en el que más ha invertido recursos— su campaña por la presidencia va a continuar.
“Vamos a cumplir con las expectativas. Y vamos a estar en Carolina del Sur. Y estoy emocionado por eso”, dijo Bush en el programa Meet The Press. El lunes repitió ese mantra en la cadena CNN.
Bush es uno de cuatro candidatos que han estado compitiendo por el segundo lugar en New Hampshire. Los otros son: Marco Rubio, que ya se ha despegado del grupo, con un 15% de las preferencias; le sigue Ted Cruz, con 13%; John Kasich, con 11%; y Bush que tiene 10%.
Trump es el líder con 31%, pero viene de una vergonzosa derrota en Iowa, Cruz se vio mal por tratar de engañar a los seguidores de Ben Carson y Marco Rubio fue acusado de repetir y repetir lo mismo durante el debate republicano del sábado.
Bush trajo a su mamá, Barbara Bush, para ayudar a pedir el voto en New Hampshire, y aunque el jueves su presencia consiguió atraer a solo unas 250 personas a un pequeño auditorio de una escuela, el sábado más de 700 participaron de un mitin en Bedford.
Nada que se compare con el entusiasmo que genera Trump, pero para la campaña de Bush, son cifras esperanzadoras.
Para los donantes, un cuarto o quinto lugar en New Hampshire puede ser difícil de justificar con todos los recursos que han invertido en el estado. Pero muchos ven en la estructura que tiene Bush a nivel nacional –su nombre está inscrito en más de 40 estados—la razón para seguir adelante, al menos hasta marzo.