Con el proceso de paz en Oriente Medio vacilante, Israel está tratando de reforzar su control sobre Jerusalén.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu convocó a su gabinete en la disputada zona antigua de la ciudad de Jerusalén, en lugar del lugar del centro habitual de reuniones, en el oeste de Jerusalén.
El mensaje que buscaba enviar está claro: Jerusalén no será repartida con los palestinos.
Netanyahu dijo que el mundo debe saber que el pueblo de Israel es fiel a Jerusalén y de su patrimonio, y defendió una Jerusalén unida y firme, en paz con sus vecinos árabes.
Pero los palestinos niegan aseguran que no puede existir la paz si Israel no renuncia a Jerusalén Oriental, incluyendo la Ciudad Vieja, parte de los territorios usurpados durante la Guerra de los Seis Días en 1967. Tras la negativa de Israel, la Liga Árabe solicitó a Naciones Unidas el reconocimiento de un Estado palestino.
Después de varios fracasos, los palestinos ven inútil la reanudación de las conversaciones de paz hasta que Israel no detenga la expansión de los asentamientos y acepte un Estado palestino basado en las fronteras de 1967.
El funcionario palestino Saeb Erekat pidió que a Naciones Unidas que responda "al unilateralismo israelí proclamando el reconocimiento del Estado de Palestina según las fronteras del 67, con Jerusalén Oriental como su capital".
El Primer Ministro Netanyahu dijo que Jerusalén ha florecido durante los 44 años de gobierno, que está destinando $115 millones a promover el desarrollo económico y turístico de la ciudad.