El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, descartó la creación de un Estado palestino y se comprometió a fortalecer la construcción de asentamientos en el este de Jerusalén.
La declaraciones fueron un llamado a los votantes de la línea dura en una última frenética jornada en vísperas de las elecciones nacionales del martes.
Si bien los comentarios de Netanyahu son retórica electoral, lo colocan en desacuerdo con la comunidad internacional, dadas las ya tensas relaciones con EE.UU. y otros aliados clave si gana un tercer mandato consecutivo.
Anteriormente, Netanyahu advirtió a sus seguidores en un acto en Tel Aviv, el domingo, que él y su partido Likud podrían perder la elección del martes.
Una derrota para Netanyahu, o una estrecha victoria que le obligue a crear un gobierno de unidad nacional con sus rivales, significaría uncambio aleccionador, en un país donde el electorado se ha estado moviendo constantemente hacia la derecha en los pasados 15 años.
Las más recientes encuestas de opinión divulgadas el viernes mostraban a Netanyahu y su partido derechista Likud enfrentando una fuerte desafío de Isaac Herzog, líder del Partido Laborista de centro izquierda, y su compañera de fórmula, la ex negociadora de paz Tzipi Livni, que tiene una pequeña pero constante ventaja.
A menos de dos años de las elecciones anteriores, y debido a la disolución del Parlamento a comienzos de diciembre, la ciudadanía israelí asistirá el martes a las urnas para elegir un nuevo gobierno.
Casi seis millones de israelíes con derecho a voto, el 20 por ciento de ellos ciudadanos árabes, podrán elegir uno de entre los 26 partidos que se postulan para ganar en las elecciones generales.
Enfrentado a una posible derrota en los comicios, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, atacó duramente a la oposición de centro y ofreció públicamente en una manifestación multitudinaria de la derecha el domingo en Tel Aviv, la cartera de Finanzas en caso de ganar a Moshe Khahlon, quien fundó un nuevo partido que podría convertirse en uno de los aliados de Campo Sionista en un eventual gobierno de centro, pero Khahlon lo rechazó de inmediato.
No obstante, Netanyahu podría encabezar un cuarto periodo de mandato si la Unión Sionista no logra reunir suficiente apoyo en el espectro político israelí, donde predominan los partidos de derecha.
Según analistas las urnas podrían dar un protagonismo sin precedentes a los árabes israelíes unificados en una lista común, que según los sondeos alcanzarían a 13 diputados de un total de 120, con lo que serían la tercera fuerza más votada. Sin embargo, hasta el momento ningún partido árabe ha participado en una coalición gubernamental porque se oponen a asociarse con partidos sionistas.
De su lado el presidente palestino, Mahmud Abbas, ha tratado con distanciamiento el tema de los comicios en Israel. Desde Ramallah dijo que gane quien gane va a convertirse en un interlocutor y la Autoridad Palestina tendrá que lidiar con quien sea, independientemente de sus políticas.