A pesar de que presume ser un abanderado de la guerra contra la corrupción , el presidente de Irán, Mahmoud Amadineyad, no ha podido desligarse hasta ahora del mayor escándalo financiero en la historia de su país.
El fraude por la astronómica suma de $2.600 millones de dólares ha cobrado dimensiones políticas en virtud de que todos los dedos acusadores apuntan a su jefe de gabinete y más estrecho aliado político.
Esfandiar Rahim Mashaie, considerado la mano derecha de Amadineyad, ha sido señalado por políticos y clérigos chiitas de ser parte de una “pervertida corriente” que busca minar el papel que ellos juegan en la nación islámica.
Hace poco, la página en Internet de la presidencia difundió una declaración dando por seguro que Mashaei no estaba vinculado al escándalo de fraude bancario, que ha acaparado los titulares de los periódicos en Teherán.
Algunas páginas web conservadoras publicaron una carta presuntamente firmada por Mashaei en la que éste aparece dando luz verde a la compra de una compañía de acero propiedad del estado por parte de una empresa privada, sin cumplir los procedimientos legales.
Según fuentes judiciales en Teherán, tal nivel de corrupción no podría darse “sin la participación y respaldo de ciertos individuos”, una indirecta alusión a altos funcionarios del gobierno.
El fraude tiene efecto en momentos en que Amadineyad y sus aliados están en medio de una cruenta lucha de poder con los sectores aún más conservadores del país, cercanos al líder supremo, el Ayatollah Ali Khamenei.