Las fuerzas aliadas y del gobierno iraquí se enfrentaron a militantes del grupo Estado islámico en las afueras de Ramadi luego que Bagdad lanzara una contraofensiva el martes para recuperar la provincia de Anbar y su capital.
Los extremistas respondieron con una oleada de atentados suicidas en Faluya, donde al menos 17 soldados iraquís murieron.
Los milicianos atacaron una estación de control de aguas y un sistema de compuertas en un canal entre el lago Tharthar y el río Éufrates, donde se han desplegado tropas del ejército para la ofensiva en Anbar.
El ejército estadounidense dijo respaldar la decisión de Irak, anunciada temprano del martes. Ramadi, una ciudad predominante sunita, cayó en manos del grupo Estado islámico el 17 de mayo al huir los soldados iraquís.
Fuentes en Irak dijeron que la ofensiva también cuenta con el apoyo de las milicias chiís y combatientes sunitas progubernamentales.
El portavoz del Pentágono, Coronel Steve Warren, aplaudió la inclusión de los sunitas.
“Desde hace tiempo hemos dicho que la clave de la victoria, la clave para expulsar a ISIL de Irak es un Irak unificado… que se separe a si mismo de las divisiones sectarias, y se une ante esta amenaza común”, dijo Warren en una rueda informativa el martes.
El presidente Barack Obama también se refirió al tema durante una reunión con el secretario general de la OTAN, Jens Soltenber, en la Casa Blanca.
“Estamos trabajando muy de cerca con nuestros aliados de la OTAN para asegurarnos que junto con otros países enfrentamos temas de contra-terrorismo, asegurándonos que continuamos coordinando efectivamente en la lucha contra ISIL, porque los 28 países de la OTAN apoyan al gobierno iraquí”, dijo Obama.
