La policía de Las Vegas asegura que la investigación sobre la matanza del domingo por la noche en la que murieron 58 personas —una menos de lo que se había manejado antes, según un nuevo recuento—está progresando, “pero todavía no se tienen todas las respuestas”.
Nuevos detalles sobre el asesino, Stephen Paddock, y sobre la metódica preparación de la matanza han surgido a medida que avanza la investigación.
La policía dice que Paddock tenía 23 armas dentro de su suite en el piso 32 del Mandalay Bay Resort and Casino de Las Vegas, así como miles de cartuchos y hasta un ingrediente que se usa en explosivos, el cual fue hallado en su automóvil.
Como parte de su arsenal había un rifle AR-15 con cartucho de alta capacidad y 12 “bump stocks”, mecanismos para para convertir sus rifles en armas totalmente automáticas. Tenía otro AR-15 más con mira telescópica, de los que se usan en la cacería, y un soporte de dos patas para estabilizarlo.
Paddock disparó de forma intermitente durante 11 minutos y colocó tres cámaras de video —una en el orificio visor de la puerta, otra en un carrito de servicio y otra más en el pasillo— para poder monitorear la llegada de la policía, según explicó shérif del condado Clark, Joe Lombardo.
Quienes primero llegaron fue la seguridad del hotel, posiblemente alertados por una alarma de incendios que se pudo haber activado en la habitación de Paddock debido al humo de sus armas. Fueron recibidos a balazos a través de la puerta y uno de los guardias resultó herido.
Para cuando los equipos de SWAT llegaron, lo que encontraron fue a Paddock en un charco de sangre, se había puesto una pistola en la boca para suicidarse.
Al shérif Lombardo no lo queda muchas dudas: “Fue planeado de antemano, extensamente, y estoy seguro de que evaluó todo lo que hizo, lo cual es preocupante”, dijo.
Lo que sigue sin respuesta es qué hizo que Paddock se transformara de un rico contador retirado al mayor asesino en masa en la historia moderna de Estados Unidos.
