La Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos parece dispuesta a permitir que las partes más controvertidas de la ley de inmigración de Arizona sean aplicadas, según se deja ver de las reacciones de los jueces en la audiencia de este miércoles 25 de abril de 2012.
En su parte medular, la ley de Arizona permite que las autoridades estatales verifiquen el estatus migratorio de ciertas personas si tienen motivos para creer que están sin permiso en el país.
Jueces liberales y conservadores por igual reaccionaron escépticos al argumento esgrimido por el gobierno del presidente Barack Obama, de que sólo la administración federal puede legislar ese tema y que el estado de Arizona se extralimitó en su autoridad al contemplar esas verificaciones.
"Puede verse que esto no es muy convincente", dijo la jueza Sonia Sotomayor, primera hispana en llegar a la Corte Suprema, en un comentario al representante del gobierno de Obama ante el tribunal, Donald Verrilli.
Se desconocía la decisión que tomará la corte respecto de otros aspectos de la ley que han sido suspendidos por tribunales federales inferiores. Las otras provisiones bloqueadas convierten en un delito el que los inmigrantes no tengan documentos de registro sobre su ingreso al país, y el que busquen o tengan un empleo.
La gobernadora de Arizona, Jan Brewer, quien firmó la ley hace un par de años, estuvo presente durante los argumentos finales.
"Estoy muy animada por todo lo que pudimos ver y escuchar hoy. Creo que la audiencia fue muy, muy bien", dijo después Brewer, afuera de la corte. "Me siento confiada al salir de aquí, que tendremos una decisión favorable a fines de junio".
La confrontación más reciente ante el máximo tribunal entre el gobierno federal y los estados se centra en el papel que pueden ejercer estos últimos para fijar políticas de inmigración. Esencialmente, ese tema está bajo el control del gobierno federal.
Verrilli trató de persuadir a los magistrados de que debían ver la ley entera, como algo inconsistente con la política federal de inmigración. Añadió que la verificación del estatus permitiría que el estado se "involucrara en términos efectivos en la detención masiva" de inmigrantes carentes de permiso.
Pero el juez presidente John Roberts figuró entre los que criticaron la descripción hecha por Verrilli sobre las verificaciones del estatus migratorio, al considerar que el estado sólo quiere notificar a las autoridades federales cuando tengan bajo custodia a alguien que probablemente se encuentra sin autorización en Estados Unidos.
"Me parece que el gobierno federal no quiere simplemente saber quién está aquí ilegalmente o no", dijo Roberts.
Los cuatro jueces conservadores -Roberts, Kennedy, Antonin Scalia y Samuel Alito- hicieron preguntas duras al abogado del Gobierno. Clarence Thomas, otro magistrado conservador, no hizo ninguna consulta pero, en base a sus votos anteriores, se prevé que apoyará la ley de Arizona.
En tanto, cientos de personas se congregaron en las inmediaciones de la Corte Suprema, para gritar consignas, mostrar carteles y escuchar a oradores que simultáneamente presentaron argumentos a favor y en contra de la polémica ley.
Por su parte, al término de la audiencia oral donde se presentaron los argumentos, el Senador por Nevada Harry Reid criticó la ley antiinmigrante y responsabilizó a los republicanos por este tipo de proyectos que consideró injustos.
“La ley antiinmigrante de Arizona abre la puerta a la discriminación racial de cualquier grupo étnico y no tiene lugar entre las leyes de nuestro país. Esta ley va en contra de lo que representamos como nación”, declaró Reid y felicitó “a la administración de Obama por oponerse a esta ley injusta”.
El gobierno federal impugnó la ley en la Corte Suprema poco después de su promulgación. Alabama, Georgia, Indiana, Carolina del Sur y Utah aprobaron leyes similares, partes de las cuales siguen detenidas mientras la corte superior llega a una decisión.
La audiencia en la Corte se llevó a cabo mientras el virtual candidato del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos, Mitt Romney, busca la manera de aminorar el fuerte apoyo que recibe el presidente Barack Obama de parte de los votantes hispanos. Romney debió abordar temas de inmigración mientras enfrentó a otros republicanos en las elecciones estatales primarias del Partido Republicano.
El lunes, Romney señaló que estaba considerando una amplia variedad de las políticas migratorias, entre ellas una propuesta del senador republicano Marco Rubio, de Florida, que daría a cerca de 11 millones de inmigrantes no autorizados una oportunidad de obtener visas para permanecer en territorio estadounidense.
"Creo que (esta audiencia) fue planeada en un momento cuando (los demócratas) sabían que (las elecciones presidenciales) se acercan y están haciéndolo por la comunidad latina", opinó Brewer. "Intentan usar el miedo para generar apoyo antes de las elecciones".
Para muchos hispanos, la ley de Arizona y el tema de la inmigración serían factores decisivos en su voto. Por lo tanto, resultaba crucial para ellos la audiencia del miércoles en la corte.
Georgina Sánchez, mexicana de 40 años llegó a la sede del tribunal con otras 14 personas desde Phoenix, como parte de una organización llamada Promesa Arizona. El grupo portaba una imagen de la Virgen de Guadalupe y otra de Jesús crucificado.
"Vinimos a Washington para que se escuche sobre lo que está pasando en Arizona: discriminación, temor por los niños, separación de familias y persecución policial", explicó Sánchez.
Frank Sharry, director de una organización llamada America's Voice, contraria a la ley, dijo, "para nuestra generación, este caso en la Corte Suprema es el caso más importante de los derechos civiles para los latinos, y que subraya la gran interrogante de si los latinos son realmente aceptados en el país o no".
Pero por otro lado, simpatizantes de la ley de Arizona manifestaron también sus posturas. Michael McLaughlin condenó el hecho de que 16 países latinoamericanos hayan presentado un informe anexo y ajeno a las partes confrontadas en la controversia sobre la ley de Arizona, para sugerir que ésta sea rechazada.
Los defensores de medidas más estrictas para combatir la inmigración no autorizada mostraron pancartas con mensajes que decían, "Jesús ama la SB1070", en referencia al nombre formal de la iniciativa de ley, y "Dios nos ama tanto que nos dio Arizona SB1070", así como "El crimen no se detiene en la frontera".
Se espera que una decisión en el caso de inmigración, con implicaciones amplias, se tome en junio, cuando republicanos y demócratas estarán acelerando sus campañas para los comicios presidenciales de noviembre.
En su parte medular, la ley de Arizona permite que las autoridades estatales verifiquen el estatus migratorio de ciertas personas si tienen motivos para creer que están sin permiso en el país.
Jueces liberales y conservadores por igual reaccionaron escépticos al argumento esgrimido por el gobierno del presidente Barack Obama, de que sólo la administración federal puede legislar ese tema y que el estado de Arizona se extralimitó en su autoridad al contemplar esas verificaciones.
"Puede verse que esto no es muy convincente", dijo la jueza Sonia Sotomayor, primera hispana en llegar a la Corte Suprema, en un comentario al representante del gobierno de Obama ante el tribunal, Donald Verrilli.
Se desconocía la decisión que tomará la corte respecto de otros aspectos de la ley que han sido suspendidos por tribunales federales inferiores. Las otras provisiones bloqueadas convierten en un delito el que los inmigrantes no tengan documentos de registro sobre su ingreso al país, y el que busquen o tengan un empleo.
La gobernadora de Arizona, Jan Brewer, quien firmó la ley hace un par de años, estuvo presente durante los argumentos finales.
"Estoy muy animada por todo lo que pudimos ver y escuchar hoy. Creo que la audiencia fue muy, muy bien", dijo después Brewer, afuera de la corte. "Me siento confiada al salir de aquí, que tendremos una decisión favorable a fines de junio".
La confrontación más reciente ante el máximo tribunal entre el gobierno federal y los estados se centra en el papel que pueden ejercer estos últimos para fijar políticas de inmigración. Esencialmente, ese tema está bajo el control del gobierno federal.
Verrilli trató de persuadir a los magistrados de que debían ver la ley entera, como algo inconsistente con la política federal de inmigración. Añadió que la verificación del estatus permitiría que el estado se "involucrara en términos efectivos en la detención masiva" de inmigrantes carentes de permiso.
Pero el juez presidente John Roberts figuró entre los que criticaron la descripción hecha por Verrilli sobre las verificaciones del estatus migratorio, al considerar que el estado sólo quiere notificar a las autoridades federales cuando tengan bajo custodia a alguien que probablemente se encuentra sin autorización en Estados Unidos.
"Me parece que el gobierno federal no quiere simplemente saber quién está aquí ilegalmente o no", dijo Roberts.
Los cuatro jueces conservadores -Roberts, Kennedy, Antonin Scalia y Samuel Alito- hicieron preguntas duras al abogado del Gobierno. Clarence Thomas, otro magistrado conservador, no hizo ninguna consulta pero, en base a sus votos anteriores, se prevé que apoyará la ley de Arizona.
En tanto, cientos de personas se congregaron en las inmediaciones de la Corte Suprema, para gritar consignas, mostrar carteles y escuchar a oradores que simultáneamente presentaron argumentos a favor y en contra de la polémica ley.
Por su parte, al término de la audiencia oral donde se presentaron los argumentos, el Senador por Nevada Harry Reid criticó la ley antiinmigrante y responsabilizó a los republicanos por este tipo de proyectos que consideró injustos.
“La ley antiinmigrante de Arizona abre la puerta a la discriminación racial de cualquier grupo étnico y no tiene lugar entre las leyes de nuestro país. Esta ley va en contra de lo que representamos como nación”, declaró Reid y felicitó “a la administración de Obama por oponerse a esta ley injusta”.
El gobierno federal impugnó la ley en la Corte Suprema poco después de su promulgación. Alabama, Georgia, Indiana, Carolina del Sur y Utah aprobaron leyes similares, partes de las cuales siguen detenidas mientras la corte superior llega a una decisión.
La audiencia en la Corte se llevó a cabo mientras el virtual candidato del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos, Mitt Romney, busca la manera de aminorar el fuerte apoyo que recibe el presidente Barack Obama de parte de los votantes hispanos. Romney debió abordar temas de inmigración mientras enfrentó a otros republicanos en las elecciones estatales primarias del Partido Republicano.
El lunes, Romney señaló que estaba considerando una amplia variedad de las políticas migratorias, entre ellas una propuesta del senador republicano Marco Rubio, de Florida, que daría a cerca de 11 millones de inmigrantes no autorizados una oportunidad de obtener visas para permanecer en territorio estadounidense.
"Creo que (esta audiencia) fue planeada en un momento cuando (los demócratas) sabían que (las elecciones presidenciales) se acercan y están haciéndolo por la comunidad latina", opinó Brewer. "Intentan usar el miedo para generar apoyo antes de las elecciones".
Para muchos hispanos, la ley de Arizona y el tema de la inmigración serían factores decisivos en su voto. Por lo tanto, resultaba crucial para ellos la audiencia del miércoles en la corte.
Georgina Sánchez, mexicana de 40 años llegó a la sede del tribunal con otras 14 personas desde Phoenix, como parte de una organización llamada Promesa Arizona. El grupo portaba una imagen de la Virgen de Guadalupe y otra de Jesús crucificado.
"Vinimos a Washington para que se escuche sobre lo que está pasando en Arizona: discriminación, temor por los niños, separación de familias y persecución policial", explicó Sánchez.
Frank Sharry, director de una organización llamada America's Voice, contraria a la ley, dijo, "para nuestra generación, este caso en la Corte Suprema es el caso más importante de los derechos civiles para los latinos, y que subraya la gran interrogante de si los latinos son realmente aceptados en el país o no".
Pero por otro lado, simpatizantes de la ley de Arizona manifestaron también sus posturas. Michael McLaughlin condenó el hecho de que 16 países latinoamericanos hayan presentado un informe anexo y ajeno a las partes confrontadas en la controversia sobre la ley de Arizona, para sugerir que ésta sea rechazada.
Los defensores de medidas más estrictas para combatir la inmigración no autorizada mostraron pancartas con mensajes que decían, "Jesús ama la SB1070", en referencia al nombre formal de la iniciativa de ley, y "Dios nos ama tanto que nos dio Arizona SB1070", así como "El crimen no se detiene en la frontera".
Se espera que una decisión en el caso de inmigración, con implicaciones amplias, se tome en junio, cuando republicanos y demócratas estarán acelerando sus campañas para los comicios presidenciales de noviembre.