El gobierno de Estados Unidos considera que el año pasado la libertad religiosa global encaró en mayor medida desafíos debido a gobiernos que con frecuencia crearon un “clima de intolerancia” que dio lugar a manifestaciones de odio y violencia.
Según un informe anual del Departamento de Estado, algunos gobiernos permiten usualmente a sus funcionarios actuar con impunidad mientras violan los derechos religiosos de sus ciudadanos.
En el informe, el secretario de Estado, John Kerry, pone de relieve que la libertad religiosa es un derecho de todo ser humano y que los ataques contra ella “son una preocupación tanto moral como estratégica para la seguridad nacional de EE.UU.”
Según Kerry, que anunció el nombramiento de Ira Forman como enviado especial de Vigilancia y Lucha contra el Antisemitismo, se ha detectado un “alarmante” incremento del antisemitismo y citó abusos en varios países, particularmente en Venezuela, Egipto e Irán.
Indicó además que existe un número creciente de leyes contra la apostasía y las blasfemias que usualmente violan las libertades religiosas y se aplican de manera discriminatoria.
Además de los países anteriormente mencionados se señalan a Arabia Saudita, Libia, Túnez e Eritrea por la persecución de individuos acusados de blasfemias contra el Islam.
De acuerdo con el documento, los cristianos son un objetivo primario en casos de "abuso y discriminación” social en algunas partes del mundo, aunque precisó que igualmente algunos grupos minoritarios de musulmanes sufren las mismas consecuencias al ser tachados de “heréticos o extranjeros”.
Hace dos años el Departamento de Estado calificó a las siguientes naciones como “países de particular preocupación” en lo que atañe a las violaciones de la libertad religiosa: Birmania, China, Eritrea, Irán, Corea del Norte, Arabia Saudita y Uzbekistán.
El informe dice que el año pasado el respeto a las libertades religiosas declinó aún más en dos de esos países: Irán y China. El resto se mantuvo igual.
Según un informe anual del Departamento de Estado, algunos gobiernos permiten usualmente a sus funcionarios actuar con impunidad mientras violan los derechos religiosos de sus ciudadanos.
En el informe, el secretario de Estado, John Kerry, pone de relieve que la libertad religiosa es un derecho de todo ser humano y que los ataques contra ella “son una preocupación tanto moral como estratégica para la seguridad nacional de EE.UU.”
Según Kerry, que anunció el nombramiento de Ira Forman como enviado especial de Vigilancia y Lucha contra el Antisemitismo, se ha detectado un “alarmante” incremento del antisemitismo y citó abusos en varios países, particularmente en Venezuela, Egipto e Irán.
Indicó además que existe un número creciente de leyes contra la apostasía y las blasfemias que usualmente violan las libertades religiosas y se aplican de manera discriminatoria.
Además de los países anteriormente mencionados se señalan a Arabia Saudita, Libia, Túnez e Eritrea por la persecución de individuos acusados de blasfemias contra el Islam.
De acuerdo con el documento, los cristianos son un objetivo primario en casos de "abuso y discriminación” social en algunas partes del mundo, aunque precisó que igualmente algunos grupos minoritarios de musulmanes sufren las mismas consecuencias al ser tachados de “heréticos o extranjeros”.
Hace dos años el Departamento de Estado calificó a las siguientes naciones como “países de particular preocupación” en lo que atañe a las violaciones de la libertad religiosa: Birmania, China, Eritrea, Irán, Corea del Norte, Arabia Saudita y Uzbekistán.
El informe dice que el año pasado el respeto a las libertades religiosas declinó aún más en dos de esos países: Irán y China. El resto se mantuvo igual.