Seis pueblos indígenas de la selva boliviana ganan una primera batalla legal después de que un juez ordenó suspender las actividades mineras en los principales ríos de la Amazonia, donde el avance de los buscadores de oro se ha intensificado en el último tiempo.
“Este primer fallo es un gran avance y queremos que sea ratificado definitivamente en una nueva audiencia el 8 de septiembre cuando los servicios de salud del gobierno corroboren con estudios la afectación a la salud que estamos sufriendo los indígenas por el uso del mercurio en la extracción del oro de los ríos”, dijo el viernes a The Associated Press Gonzalo Óliver, presidente de la Central de Pueblos Indígenas de La Paz (CPILAP).
Los indígenas presentaron una acción popular que permite a los ciudadanos reclamar por sus derechos. Un juez del pueblo de Rurrenabaque, al norte de La Paz, aceptó la demanda y resolvió de forma “precautoria” dejar sin efecto las actividades mineras en el río Beni y en el Madre de Dios, los más grandes de la Amazonia boliviana, y solicitó estudios a los servicios de salud pública.
Es el segundo fallo que los ambientalistas califican de “histórico”. En julio otro juez dictaminó que un río de su jurisdicción “tiene derechos” frente a a la acción de la minería. Esa demanda fue presentada por el Defensor del Pueblo.
El CPILAP representa a los pueblos tacana, esse ejjas, uchipiamona, mostén, chimán y leco que agrupan a más de 50.000 miembros asentados ancestralmente en la selva y cuya base de alimentación es la pesca. Óliver dijo que los “estudios de afectación” avalados por la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), una de las universidades públicas más importantes del país, demostraron la presencia de mercurio “por encima de los parámetros de la Organización Mundial de la Salud” en los pescados.
“El pescado es el principal receptor del mercurio y es la base de nuestra alimentación”, explicó el líder indígena.
El oro es extraído por miles de mineros artesanales poco amigables con el medio ambiente, denunció la senadora y ambientalista Cecilia Requena.
Según Óliver, el uso de mercurio -del que Bolivia es el principal importador del continente- afecta la cuenca alta de los ríos donde los mineros están operando casi sin control de acuerdo con organizaciones ambientales que han denunciado falta de control en el comercio de ese elemento prohibido en varios países por sus efectos nocivos para la salud.
El mes pasado el gobierno aprobó controles al comercio de mercurio y la policía detuvo a traficantes ilegales.
Desde 2021 el oro ha pasado a ser el principal producto de exportación de Bolivia y ha desplazado al gas natural con ventas que el año pasado superaron los 3.000 millones de dólares debido a la alta cotización del metal.
La fiebre del oro ha contagiado incluso al gobierno del presidente Luis Arce, quien aprobó una ley para vender las reservas del metálico y comprar oro a los mineros artesanales para reforzar las reservas del país, que se han visto disminuidas por la escasez de dólares.
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