Los incendios continuaban arrasando la provincia de Corrientes, en el norte de Argentina, donde más de 600.000 hectáreas se quemaron, dejando pérdidas millonarias y dañando la flora y fauna protegida del Parque Nacional Iberá, uno de los mayores humedales del mundo.
Bomberos, brigadistas, policías y voluntarios combatían unos 15 focos de incendio en Corrientes, una provincia ubicada a unos 800 kilómetros al norte de Buenos Aires, donde ya se quemó más del 6% de su territorio en momentos en que el fenómeno de "La Niña" provoca una larga sequía en el país.
"Se quemaron más de 600.000 hectáreas, no da abasto el personal. Tenemos aviones hidrantes, helicópteros pero no damos abasto", dijo el comandante Daniel Bertorello, de los Bomberos Voluntarios de la capital provincial, a Reuters por teléfono.
"En los Esteros del Iberá tenemos varios focos de incendio, en los que está trabajando la gente de reserva forestal y bomberos voluntarios de otras provincias porque es un parque nacional", agregó.
El pronóstico climático no es alentador, ya que se esperan altas temperaturas para el fin de semana, sin lluvias.
Según la Sociedad Rural Argentina, ya se perdieron más de 25.000 millones de pesos (unos 234 millones de dólares) por los incendios en Corrientes, una provincia productora de cítricos, arroz, tabaco, yerba mate, algodón, que también cuenta con producción forestal, ganadera y agrícola.
"Todo el futuro de acá a 10 años lo tenemos hipotecado por esta situación porque todas las plantaciones nuevas se nos han muerto", dijo recientemente al canal de televisión local Telefé Orlando Stvass, productor de yerba mate, un producto muy consumido entre los argentinos, y agregó que podría sufrir un aumento de precio a fines de 2022 por faltante de materia prima.
Las autoridades provinciales informaron que el fuego azotaba varios portales de ingreso al parque nacional Esteros del Iberá, uno de los grandes humedales de agua dulce del planeta, donde vive una diversa vida silvestre que incluye especies en frágil estado de conservación como el ciervo de los pantanos, yacarés y más de 380 especies de aves.
Imágenes de la zona mostraban animales muertos o huyendo del fuego, bomberos exhaustos frente a enormes llamaradas e imágenes impactantes de campos carbonizados.
"De los 10 portales del Iberá, cuatro están cerrados por los incendios (...) Los animales no tienen agua. Les dejamos agua a los monos en los árboles y a los yacarés dos o tres mil litros por día, cuando no la necesitamos para apagar el fuego", dijo Andrea Boloqui, presidenta de la Cámara de Turismo de Corrientes. "El estero está seco", agregó.
Los ambientalistas vienen reclamando desde hace más de 10 años una Ley de Humedales, que regule cuáles son las actividades que pueden llevarse a cabo dentro de los territorios de humedales, teniendo en cuenta que son ecosistemas vitales para la vida que necesitan protección especial. El proyecto nunca fue aprobado en el Congreso.
"El gobierno provincial y entidades del agronegocio se opusieron siempre al proyecto de Ley de Humedales que hubiese servido para ordenar el territorio y las actividades y ayudado a conservar los humedales, clave para combatir estos eventos extremos", dijo a Reuters Enrique Viale, Presidente de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas.
"Las causas de este desastre hay que buscarlas en la terrible combinación de una gran sequía, el cambio climático global junto a los modelos de mal desarrollo locales basado en forestales de especies exóticas, arroceras y ganadería sobre humedales. Las millonarias pérdidas por los incendios en Corrientes son el mejor y más triste ejemplo de que destrozar el ambiente es económicamente muy negativo", concluyó.
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